Desafortunadamente las fuerzas que dirigen el mundo son la mentira y el miedo. Los políticos populistas meten miedo a la gente y para que ese miedo sea creíble se tienen que inventar cosas, o sea, deben mentir. Los políticos populistas frecuentemente berrean falsedades que sólo yacen en su retorcido cerebro caciquil corrompido por el despotismo, la perversidad, la envidia y el odio.
Una mentira repetida mil veces se transforma en verdad. Esa es la idea Goebbeliana que deambula en las cabezas de los políticos populistas. De esta forma se entiende cómo la utilización de la mentira, como factor de intoxicación de la realidad, constituye, junto al miedo, la herramienta fundamental para que el socialismo, de todo color y pelaje, arraigue.
Esa es la causa por la que en las mentes panzudas del pueblo aborregado y poco reflexivo triunfa el subsidio frente al trabajo; el parasitismo frente al esfuerzo o la tutela estatal frente a la responsabilidad individual. Esto es una realidad porque ese pueblo manso demanda tales mentiras. A unos les parecen tranquilizadoras; a otros convenientes a su pereza intelectual o a su mediocridad; y, a otros, favorecedoras de sus intereses inmediatos.
El recurso al miedo se fundamenta en las emociones. Lo que afecta al ánimo de la mayor parte del electorado son los efectos sociales de la crisis como el paro y la inflación. En este campo, el político populista juega con ventaja debido a que sus consignas panfletarias se orientan a las emociones y no al raciocinio.
El político populista se aprovecha de esas familias en apuros para pagar la hipoteca, de esos jóvenes que no encuentran su primer empleo o de aquellos ancianos a los que se les congelan las míseras pensiones públicas que perciben. Todos han sido víctimas de políticas intervencionistas de otros políticos populistas. Sin embargo, ahora todos se convertirán en víctimas de la demagogia protectora del nuevo político populista que disimula su perversidad detrás del manto de un “Papá Estado” que, ansioso, pretende controlar.
Esas víctimas, presas del miedo, se postran a los pies de ese manto protector sin importarle los efectos que tendrá, a largo plazo, la gestión estatal por parte del político populista de turno; máxime si cualquier política no estatalista de corte liberal, es presentada como un riesgo o que supone demasiado sacrificio, esfuerzo y responsabilidad inmediata. Las políticas liberales, las únicas que pueden encauzar la recuperación de una nación ahogada en el fango de la corrupción y la miseria, siempre son rechazadas de plano sobre todo si los resultados positivos no son palpables en el corto plazo, y nunca lo son. Por tanto, la percepción que germina en la mente de la ciudadanía pastueña es que no hay otra solución que más Estado.
Triunfan, de esta manera, las emociones sobre los argumentos. La mentira tritura a la verdad. El pánico vence a la razón.
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Siempre son los mismos. Siempre son las mismas consignas. Siempre la misma bandera. Mentecatos, resentidos, frentepopulistas, marxistas y demás escoria. Espero estar al tanto de sus evoluciones a través de tu blog.
ResponderEliminarLo añado al mío y te dejo su dirección por si deseas echarle un vistazo:
http://cspeinado.blogspot.com
Un saludazo.
Lo cierto es que estoy de acuerdo con su planteamiento del problema -no así en la "solución" que usted propone-, salvo en un punto: el miedo, en este caso, es más que razonable, pues está avalado por la realidad.
ResponderEliminarVayámonos al caso del ciudadano "pastueño" presa del pánico a causa de haber perdido su empleo y estar a cargo de una familia: desde luego, en ningún caso podremos hablar de miedo infundido artificialmente, pues el hambre está llamando a su puerta, y se llevará por delante a sus hijos en primer lugar. ¿Se agarrará al clavo ardiendo de un político charlatán que le prometa estabilidad y le garantice el bienestar que tanto desea, esto es, su propia supervivencia y la de su familia? Sí lo hará, y la ceguera que infunde la desesperación le impedirá ver que el político, como bien ha dicho usted, MIENTE. Es el típico caso del enfermo terminal que, como último recurso y aterrorizado por el inminente final, acude a curanderos sátrapas que sólo buscan el dinero de un moribundo.
¿Y por qué rechaza de plano esa "solución" que pasa por imponer políticas liberales? Fácil: porque son precisamente esas políticas las que le colocaron en la situación en la que está. ¿Cómo va alguien a asumir como solución la entrega absoluta del poder al empresariado, cuando es precisamente ese empresariado el que despide y somete a los trabajadores bajo la espada de Damocles?
La cruda realidad es que la política en este país no importa nada a efectos económicos: todos estamos sometidos a lo mismo, sea cual sea el color del parlamento. La evidencia de que el poder absoluto lo tiene el señor capitalista (cada uno tiene su amo, y vigila de cerca) genera, como es natural, un miedo atroz. Miedo que lleva a la "ciudadanía pastueña" a creer en cantos de sirenas, en políticos y en un sistema al que llaman democracia. Y quizá sea ese miedo el que les mantiene con vida, pues en el momento en que esos ciudadanos levanten la vista y observen la realidad sin engañarse a sí mismos, se volarán al unísono la tapa de los sesos.
El político populista vende bálsamos "milagrosos" y placebo a los desesperados. Usted, con su "solución",les envía directamente al matadero.
Dices "la verdadera amistad no tiene precio, es gratuita". Pues no des muchas pistas porque la van a privatizar.
ResponderEliminar======================================
Por tanto, la percepción que germina en la mente de la ciudadanía pastueña es que no hay otra solución que más Estado.
Más Estado al servicio de lo que ya se hizo famoso 1% para aprisionar y pisar al 99%.
El problema no es politico liberal o socialismo, ni lo uno ni lo otro va a organizar el país, el país lo organiza la UE y el FMI. Para que vamos a engañarnos.
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Sr. Noticias...:
ResponderEliminarLa sociedad española no es que esté algo adormecida sino que está inmersa en la tontedad. Estimo que el pueblo español nunca reaccionará hasta que no nos hundamos definitivamente en la miseria.
Es lamentable que se necesite el agravamiento de esta crisis económica y de valores que padecemos (porque también es una crisis de valores, ¡no nos olvidemos de esto!) para que los ciudadanos echen a patadas a la clase política parasitaria intervencionista autora del desaguisado.
Actualmente, es una vergüenza ser español, y lo digo por la miserable patulea política que tienen los españoles, así como por las comparsas autonómicas, sindicales, patronales, titiriteras y otras subvencionadas, que sólo buscan llenarse el bolsillo y medrar en el poder corrupto a costa del contribuyente.
La rebelión cívica, hoy en día, es un objetivo difícil de alcanzar, pero no imposible, debido al gran obstáculo que representa el cuarto poder con su progresiva manipulación de conciencias. Me refiero a los medios de comunicación de masas tanto los oficiales como los subvencionados con publicidad.
Salvo internet, esos medios de desinformación masiva se dedican a intoxicar a la ciudadanía sumergiéndola en una falsa esperanza de que el Estado le protegerá de todas sus desdichas, en un falaz bienestar asegurado y en un destructivo relativismo que está haciendo añicos los valores morales esenciales por los que todo ser humano debe guiarse.
Los ciudadanos no podemos permitir que una banda de sinvergüenzas utilicen a su antojo al Estado con fines espurios . Tenemos el derecho y el deber de sanear al Estado, desratizarlo y reducirlo al mínimo para que los individuos sean realmente libres. Y cuando me refiero a Estado, me refiero a sus distintas formas: municipal, autonómico, estatal o a nivel de Unión Europea.
ENLACE A UN VÍDEO:
http://www.tu.tv/videos/espana-un-futuro-muy-negro
Sr. ArturoProg: En un entorno de libre mercado las empresas tienen éxito si producen bienes que los consumidores necesitan y si es favorable para el ratio calidad/precio. En un entorno intervenido el éxito se logra de otra manera, es decir, presionando al Gobierno para obtener ventajas sobre la competencia, lucrándose así legisladores y burócratas, sin beneficiar al consumidor puesto que el precio del producto no importa sino el del político corrompido. Esto es mercantilismo. Eso es intervencionismo, eso es socialismo.
ResponderEliminarTe quiero aclarar que la idea denostada que tienes del capitalismo está equivocada. Realmente lo que criticas, y con razón, es puro mercantilismo. El mercantilismo es típico de gobiernos intervencionistas de base socialista, ya sea socialismo de derechas o de izquierdas. El capitalismo democrático que defendemos los anarco liberales asilvestrados como yo es algo muy distinto al mercantilismo, es decir antagónico.