Tengo aún muy presente aquel momento, durante el pasado Congreso del PP celebrado en Valencia, en el que Rajoy invitó a marcharse del partido a los liberales y a los conservadores. Desde entonces el PP no ha dejado de transformarse en un partido más progre, más melifluo, más maricomplejín y más políticamente correcto, por no decir estúpidamente apocado.
Recuerdo también como Gallardón, escudándose en el honor, sentó en el banquillo a Federico Jiménez Losantos ¿Qué honor es este que no se siente ofendido sino que se ve reflejado en un titular como el del ABC de 8 de junio 2008 que decía "Gallardón invita a su partido a obviar el 11-M y huir de la radicalización"?. Un capitulo bochornoso de nuestra democracia que ilustra, entre mentiras y olvidos calculados, hasta qué punto algunos ponen el interés político, no ya por encima de la libertad de expresión, sino por encima del mismo sentido del honor que usan como coartada.
Recuerdo cómo Rajoy ha consentido, sin hacer oposición durante 7 años, la política liberticida y manirrota de Zapatero, incluso votando a favor como vimos con lo del canon digital.
Recuerdo cómo Rajoy consintió que FORO ASTURIAS perdiera la alcaldía de Siero, para dejarla en manos del PSOE, porque los concejales del PP siguieron las instrucciones de Mariano Rajoy y no apoyaron al candidato de FORO ASTURIAS.
Afortunadamente, todos aquellos decepcionados por Rajoy y su acomplejada comparsa gallardonil, así como aquellos ilusos defraudados por el manirroto y desastroso gobierno del PSOE y sus cómplices de Izquierda Unida, que siguen anclados en el rancio pasado con su casposo comunismo; tienen otras opciones de cara a las próximas elecciones generales. Las alternativas son UPyD, formación liderada por Rosa Díez, y FORO DE CIUDADANOS, liderado por Francisco Álvarez-Cascos. Sabemos que los dos tienen sus “peros”, ambos son algo populistas, es decir, aplican políticas socialistas de distinto nivel y color; sin embargo son las mejores opciones como mal menor .
UPyD así como FORO DE CIUDADANOS son movimientos cívicos de rebeldía democrática, gestados en la crisis de los grandes partidos nacionales, que aspiran a seguir creciendo, fiel a sus principios, allí donde sirva de cauce a las aspiraciones reformistas de cambio político, de desarrollo y de igualdad, sin privilegios ni exclusiones.
En España, lo fácil, es apoyar al poderoso; esto es un proceder típico español. Siempre se auxilia al que tiene la partida ganada, en este caso el PP. Sin embargo han llegado los tiempos que reclaman audacia. Cualquier visión bizarra y moderna sobre el enquistamiento del bipartidismo en España, auxiliado en cada turno por la codicia de algunos nacionalismos, debe implicar una censura a esa deriva del sistema democrático. Basta con articular democráticamente nuevos partidos políticos, no anclados en obsoletas ideologías, que sumen vigor a la sociedad civil y que neutralicen las fuerzas centrífugas nacionalistas actuando de contrapesos de sus reivindicaciones insolidarias.
Toda vocación de regeneración de la vida política y la presencia de partidos transversales en las Cortes Generales es una garantía de bienestar futuro y progreso. Implica la renuncia a la rutina, a la comodidad y a la resignación frente a lo fatalmente previsible.
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Lo de Asturias es que fue lamentable.
ResponderEliminarhola, Cincinato: bien expuestas y desarrolladas las razones que aportas: coincido en que urge contrapesar las tendencias centrífugas de los nacionalismos y de los barones de las taifas.
ResponderEliminarsaludos blogueros
Existen tres objetivos fundamentales que deberíamos plantearnos a la hora de decidir cuál ha de ser nuestro voto:
ResponderEliminar1)España necesita una izquierda moderna y fuerte, plenamente democrática, libre de corrupciones y con un carácter nacional. Una izquierda homologable a la socialdemocracia alemana o al laborismo inglés. Una izquierda que no esté perpetuamente jugando a situar a España al borde del abismo institucional. Por ello, es imprescindible que en las próximas elecciones el PSOE sufra el máximo castigo electoral posible, con el fin de que el resultado de los comicios haga ineludible su renovación. El mensaje tiene que ser diáfano: el PSOE debe refundarse, o dejar paso a otro partido de izquierda libre de ataduras.
2)España necesita un gobierno fuerte, con una mayoría absoluta suficiente como para no sentirse hipotecado por las formaciones nacionalistas que llevan cuarenta años constituyendo un auténtico cáncer para nuestro país. En estos momentos, el único partido en disposición de obtener esa victoria es el PP. Es necesaria, por tanto, una victoria de los populares por una mayoría rotunda, que aleje de Rajoy la tentación de escudarse en el "necesario apoyo parlamentario de los nacionalistas" para no acometer las reformas institucionales que España necesita.
3)Pero el objetivo más importante de las próximas elecciones es parar la hoja de ruta de negociación con ETA. Hoja de ruta al parecer respaldada tanto por los dos partidos mayoritarios, como por las propias instituciones del Estado. Y es necesario parar esa hoja de ruta ahora, porque no vamos a disponer de cuatro años para arrepentirnos de nuestro voto. La razón es muy sencilla: la presencia de mediadores internacionales apunta a que el paso final del proceso consistirá en una declaración unilateral de independencia, una vez que las fuerzas independentistas tomen el control del Parlamento vasco en las próximas elecciones autonómicas, previstas para 2013. Es necesario, por tanto, detener esa hoja de ruta antes de llegar a ese punto de no retorno. La inquietante ambigüedad del programa electoral del PP en materia antiterrorista - que no recoge la ilegalización de Bildu, ni dice nada de la política penitenciaria - y la muy elocuente reacción de Rajoy al nuevo comunicado trampa de ETA apuntan a las claras a que es todo el Estado el que está inmerso en el proceso de negociación. Y es por eso que las próximas elecciones deben enviar a Rajoy un mensaje cristalino: que el pueblo español no desea que continúe avanzando por esa senda.
Sin embargo, estos tres objetivos plantean un dilema. ¿Cómo conciliar el tercero de ellos con los otros dos? ¿Cómo otorgar al PP una mayoría rotunda y, al mismo tiempo, mandarle a Rajoy el mensaje de que esa mayoría no es un cheque en blanco y de que no se desea que continúe con la hoja de ruta de negociación con ETA, por muchas hipotecas que pueda haber firmado para llegar al poder?
La única forma que a mí se me ocurre de conciliar todos los objetivos es dejar de lado los sentimientos y decidir el voto con la cabeza fría. Y existe una manera de que el PP obtenga una mayoría suficiente, sin por ello dejar de mandar a los populares el necesario aviso:
ResponderEliminar1)Si yo viviera en algún lugar distinto de Asturias o Madrid, votaría al PP sin dudarlo un minuto. Por convencimiento o por simple utilidad electoral. Aunque fuera, incluso, con una pinza en la nariz. Sólo de esa manera se garantiza que el gobierno del PP no dependa de los nacionalistas y que el PSOE reciba el máximo castigo electoral posible. Las encuestas no otorgan escaño en esas provincias a ningún otro partido que merezca la pena de ser votado. Por tanto, en las actuales circunstancias, creo que es mejor evitar todo riesgo de que el voto sea inútil y por eso yo votaría al PP. Si es usted incapaz de vencer su reticencia, a pesar de la gravedad del momento, pues entonces yo le recomendaría que vote UPyD, el único partido que aboga explícitamente por la devolución de competencias autonómicas al estado central.
2)Para los que vivan en Asturias o Madrid, existen posibilidades
alternativas al PP, que son las que permitirían enviar a Rajoy el necesario mensaje de aviso. Entre el partido de Alvarez Cascos (Foro de Ciudadanos) y el partido de Rosa Díez (UPyD) tienen cinco escaños asegurados, según las encuestas internas de los partidos. Ese voto alternativo en Asturias y en Madrid no pondría en riesgo la mayoría absoluta del PP y, sin embargo, podría resultar fundamental para hacer que Rajoy entendiera que el voto que se le otorga no le habilita para gobernar de espaldas a los deseos de sus propios electores. Del número de escaños que obtengan al final conjuntamente UPyD y Foro dependerá la nitidez del mensaje que Rajoy reciba. Si consiguieran un buen resultado conjunto, se incrementarían las posibilidades de detener ya la hoja de ruta de negociación con ETA.
En Valencia hay posibilidades de que UPyD obtenga un diputado, al igual que en Murcia. Además en Valencia la gestión del PP no ha sido precisamente una maravilla en ningún aspecto.
En el resto de España el voto a UPyD es importante, para obtener grupo parlamentario propio UPyD necesitaría obtener el 5% nacional si no lograra alcanzar el número de diputados para tenerlo de por sí. Esto será algo fundamental en la campaña que hará UPyD fuera de las provincias con posibilidad de obtener diputado.
3) La abstención, el voto en blanco, el voto nulo y el voto a partidos testimoniales no son en estos momentos otra cosa que un simple desperdicio, en mi modesta opinión. Y desperdiciar el voto en estas circunstancias me parece especialmente grave. Existen, de todas formas, personas tan hastiadas de la situación, que no están dispuestas a votar por ninguno de los partidos citados, y que solo se prestarían a dar su confianza a caras auténticamente nuevas o a partidos que propugnen una radical transformación del actual estado de cosas. Para esas personas, lo único que se me ocurre recomendarles es que echen un vistazo al programa electoral del Partido de la Libertad Individual y que, antes que abstenerse, otorguen su voto a una formación que por lo menos parece querer aportar un poco de aire fresco. Aunque me temo que son muy pocas las provincias en que se presenta.
Dicho todo lo cual, cada elector hará, al final, lo que a él le apetezca, como es lógico. Y estoy seguro de que el razonamiento que le lleve a decidir su voto será, cuando menos, tan válido como el mío. Pero si estas reflexiones le han servido a alguien para terminar de decidirse, me daré por satisfecho.
España no necesita una socialdemocracia, porque la socialdemocracia no existe como tal. Lo que realmente son es social-chovinistas, con los mismos objetivos que los partidos de derecha, es decir enriquecerse a costa del pueblo.
ResponderEliminarLo que tiene más delito de esta gente es que hacen creer al resto del pueblo que son de izquierdas para ganarse sus votos.
Inyectar dinero a la banca no es muy de izquierdas, de igual modo que favorecer a empresarios como los del grupo PRISA o recortar derechos sociales.
La realidad es que gran parte de los partidos, más que partidos deberían considerarse empresas, empresas que a cambio de los privilegios que dan a otras grandes empresas viven del dinero de la plebe.
No se libra casi ninguno, ni los sindicatos, los "héroes de la clase obrera" (debería ponerlo entre infinitas comillas), que forman parte del resto de chupópteros.
Así que me pregunto yo, ¿porqué debe de haber partidos?, ¿acaso representan fielmente la ideología de sus votantes, si luego hacen lo que les conviene sólo a ellos?, ¿una asamblea sin partidos (votada y organizada lo mejor posible) no sería más justa?
Ahí lo dejo.
Sr. Anónimo ¡Bienvenido a la realidad y bienvenido al liberalismo!
ResponderEliminarNo se trata de izquierdas o derechas sino de Libertad o despotismo, de dignidad del ciudadano o de socialismo avasallador, ya sea socialismo de izquierdas o socialismo de derechas. En esta bitácora, muchos luchamos por la Libertad en general y, en particular, por la libertad de expresión. Criticamos a todo energúmeno con un chip en su cerebro que le dicte continuamente la consigna de derechas o la consigna de izquierdas.
Yo, como muchos otros anarcoliberales asilvestrados que pululan libremente por aquí, abogamos por el capitalismo democrático no por el maldito capitalismo de Estado camuflado en una república bananera revolucionaria o en un mercantilismo fascista; ambos fuertemente intervencionistas.
josé antonio zarzalejos nieto.....¿Partidario de obviar el 11- M?
ResponderEliminarRecordemos aquel titular del ABC, de 8 de junio del 2007, que decía "Gallardón invita a su partido a obviar el 11-M y huir de la radicalización". Lo paradójico es que ahora Gallardón olvide sus propias declaraciones con la amnésica complicidad de sus compañeros de partido. Ahora va a resultar que Gallardón no dijo lo que dijo y que los del PP nunca lo oyeron. Pero, si el cambio de postura de Gallardón no es una farsa para calmar la sed de justicia, y lo que pretende es retractarse, bienvenido sea.
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