
Una de las mejores armas de un Estado déspota es la dependencia. Muchos aspirantes a tiranos ganan elecciones vociferando a millones de desempleados o de pensionistas que si no les votan a ellos, los que vengan les van a suspender el subsidio o a quitar las pensiones respectivamente.
Sin embargo la mejor política social es la de crear ciudadanos que se valgan por si mismos, que dispongan de gran variedad de ofertas de trabajo o que, una vez jubilados, puedan sostenerse con un patrimonio propio generado con años de trabajo y ahorro.
Una sociedad libre también tiene oportunidades para los más humildes. Es más, es la única en la que tienen posibilidad real de escapar de su situación precaria, puesto que una sociedad libre produce oportunidades y bienestar para todos.
Los emprendedores, en un entorno de competencia, producen bienes de consumo de forma masiva, acercando así a quienes menos tienen lo que antes, por escasez de oferta, era exclusivo de los más pudientes. No olvidemos que un empresario para obtener un beneficio debe satisfacer las necesidades de los consumidores y para satisfacer las necesidades de los consumidores, además de mejorar la relación calidad/precio, es obvio que debe fabricar el producto y emplear a personas sin empleo, o sea, sin futuro. Así los desempleados se transforman en trabajadores, obtienen un salario y se convierten en consumidores, mejorando su calidad de vida. Algunos trabajadores, con el tiempo y gracias al ahorro, la formación, la osadía e iniciativa pasarán a convertirse en nuevos empresarios. Éstos, a su vez, necesitarán más trabajadores en paro y producirán riqueza para el resto de la sociedad. Es así de sencillo. Sólo la libertad permite el verdadero desarrollo de los pueblos. Sólo con la libertad hay oportunidades para todos. Así de simple es el secreto de la prosperidad de las naciones con una economía de libre mercado no socialista.
Incluso para quienes no tienen absolutamente nada, una sociedad en libertad es la mejor opción para vivir y tener esperanzas.
Incluso para quienes no tienen absolutamente nada, una sociedad en libertad es la mejor opción para vivir y tener esperanzas.
Responde: ¿Porqué la gente que tiene muy poco en su tierra, salvo dictadura, teocracia o pseudodemocracia, sigue emigrando a países libres, incluso arriesgando sus vidas; sabiendo que, en un principio, seguirán siendo pobres?
Los subsidios y las subvenciones no generan riqueza, no desarrollan la economía, sino todo lo contrario; invitan al apaciguamiento de los ciudadanos, por lo tanto desaparece la competitividad, la excelencia, y el mérito.
En una sociedad libre lo importante es la persona y su capacidad, esfuerzo e iniciativa para salir adelante por sí misma, bases esenciales para la prosperidad económica. Nada que ver con la dependencia que buscan los déspotas de quienes necesitan ayuda.