Recordemos lo que ocurrió en Argentina. El mayor mal que ha tenido la que fue próspera nación latinoamericana ha sido la legitimación de la redistribución de la riqueza por parte de una pandilla de iluminados, que han manejado el Estado a su antojo. Lo que aparentaba beneficiar a los argentinos de escasa renta ha sido todo lo contrario. A esos desgraciados se le robó toda esperanza de prosperar y, con tal atropello, se arrastró a toda la ciudadanía argentina.
Las políticas populistas aplicadas en Argentina no han sido otra cosa que la pérdida de oportunidades de crecimiento de una nación que lo tuvo todo y ahora no tiene nada, salvo demagogos y corruptos que asfixian a la población productiva a base de impuestos.
En Latinoamérica se han diseñado más leyes para que unos roben a otros que para proteger las libertades y propiedades de la gente así como el espíritu empresarial, que son los únicos factores que hacen aumentar la productividad, el bienestar y el desarrollo de las naciones.
Es fundamental el reconocimiento y respeto de los derechos de propiedad para que el latrocinio y el salvajismo no machaque la prosperidad de una sociedad. En el índice internacional que se encarga de medir la protección de la propiedad, Argentina ocupa el 51º lugar, a gran distancia de países como Nueva Zelanda o Australia que comparten el tercer puesto. ¿Cuántos kiwis y australianos emigran a Argentina? Muy pocos. ¿Cuántos argentinos podemos ver repartidos por los países más prósperos y desarrollados?, es decir, ¿cuántos Argentinos dejan su país para mejorar su vida? Demasiados.
La realidad es tozuda y podemos decir que existe una descarada relación entre prosperidad y derechos de propiedad, sin embargo algunos demagogos, que disfrutan del beneplácito de gran parte de la población ilusionada por sus consignas, siguen obstinados en robar la propiedad ajena a base de populismo rancio y casposo que acaba hundiendo a todos en la miseria.
Es obvio que Argentina seguirá sufriendo corralitos y subdesarrollo. Argentina nunca podrá volver a ser lo que fue si no se echa a patadas a esa casta política parasitaria, mercantilista, intervencionista, populista y corrupta. No habrá esperanza en Argentina hasta que no se imponga el imperio de la Ley, la separación de poderes y el capitalismo democrático. ¿Es el modelo argentino lo que quieren los españoles para España? ¿Es esa la “Democracia Real Ya” que algunos berrean?
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