¿Qué ocurre con los partidos antidemocráticos?, porque la libertad no sería libertad si ellos no pudieran ejercerla también. Así, algunos partidos políticos de inclinación dictatorial han disfrutado y disfrutan de las libertades democráticas, pero está claro que ello resulta aceptable sólo en cuanto no alcancen el poder, pues si lo hicieran y aplicaran sus ideologías, la democracia naufragaría.
En otras palabras, la democracia descansa en el supuesto de que la mayoría de los ciudadanos no votará a un partido contrario a las libertades; y por lo común así ha ocurrido pero no siempre. Hitler obtuvo el poder democráticamente afirmando que no iba a eliminar la Constitución, sino a interpretarla de manera más “profunda” más “generosa”, dirían otros ahora.
Lo mismo está ocurriendo actualmente con gobiernos como el de Venezuela que dicen representar al pueblo y llegados al poder por medios democráticos enseguida comienzan el proceso de demolición del sistema de libertades. Estos hechos vulneran gravemente las reglas del juego democrático, sustituyen la moderación por el extremismo y la política por la demagogia.
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