La pseudoprogresía impone para nuestros hijos, no los suyos, una nueva educación basada en el relativismo moral incompatible con una cultura de esfuerzo, amor a la verdad y gusto por la búsqueda del conocimiento, el cual constituye la más potente fuerza liberadora de la pobreza. Por el contrario, la ignorancia y la generalización de la mediocridad producen la perversión del hombre libre. No hay que olvidar que una de las peores formas de violar los Derechos Humanos es someter a los niños a la ignorancia.
Hoy hablamos de la asignatura de Educación para la Ciudadanía y no porque sea una asignatura absurda o sin un contenido digno de tal nombre, sino porque en sus entrañas se cocerá el recuelo de lo peor del pensamiento totalitario; camuflado, eso sí, para que los niños lo asimilen desde muy pequeñitos. Relativismo moral y adoración del Estado. Desprecio por el individuo y la responsabilidad individual todo ello condimentado con grandes dosis de demagogia. Mucho buenismo, multiculturalismo y tolerancia, muchos golpes de pecho pero ni una sola idea encaminada a que los estudiantes salgan de su etapa escolar verdaderamente preparados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario