Reflexión para hoy:

     

martes, 6 de enero de 2009

Los nuevos colonos del siglo XXI

“Un día, millones de hombres abandonarán el hemisferio sur para irrumpir en el hemisferio norte. Y no lo harán precisamente como amigos. Porque irrumpirán para conquistarlo. Y lo conquistarán poblándolo con sus hijos. Será el vientre de nuestras mujeres el que nos dé la victoria”

Huari Bumedian, Presidente de Argelia, en un discurso ante las Naciones Unidas en 1974).




Al igual que los bárbaros acabaron con el Imperio Romano desde dentro, así los hijos del Islam, utilizando el vientre de sus mujeres, colonizarán y someterán a toda Europa.

La profecía se cumple con la ayuda de Alá y de la clase política europea que está reforzando cultural y legalmente el extremismo islamista, en cambio, está penalizando con indiferencia, cuando no con hostilidad, a otras confesiones religiosas tan arraigadas en nuestra vieja Europa.



La decepción que sentimos muchos con la nueva Europa que se está construyendo, se convierte en una voz de alarma porque este continente avanza rápidamente hacia un tipo de sociedad diferente e incompatible con los principios y valores morales de sus ciudadanos que posibilitaron, hasta el siglo pasado, una Europa próspera y desarrollada.Actualmente, en algunos lugares de Europa existen enclaves musulmanes mucho más radicalizados que los existentes en la mayor parte de los países de mayoría musulmana, quizás porque la Yihad es el programa político religioso de los nuevos colonos del siglo XXI.

Por el camino van quedando los derechos de las mujeres o el derecho a la libertad de expresión, todo ello facilitado por la pusilánime clase política europea que se avergüenza de sus representados, que es cautiva de su buenismo y que le aterra el enfrentamiento.



La clase política europea ha creado la fórmula perfecta para la nueva colonización islamista.

En primer lugar, con la maldita maquinaria abortista y el odio a la institución familiar, han hundido el índice de natalidad. La mayoría de los países europeos tienen un índice de natalidad inferior a 1,2, o sea, a partir de ahora, la población europea se reducirá en casi un 50% con cada generación.

En segundo lugar por la necesidad de mantener el Estado de Bienestar y la Subvención Pública cuya consecuencia ha sido la necesidad de importar mano de obra sin control para hacer frente a tal despilfarro económico, sin perjuicio de la oportunidad electoral de los nuevos votantes. Pero, paradójicamente, la crisis económica está provocando que los inmigrantes que trajeron para financiar ese sangrante Estado de Bienestar son los que prioritariamente, por circunstancias familiares, necesitan utilizarlo: guarderías, comedores escolares, ayudas para libros de textos, atención sanitaria, maternidades, subsidios de desempleo, viviendas de protección oficial, etc, etc.

En tercer lugar, y por mucho que se empecine la clase política, no existe integración o multiculturalidad. La realidad es la total segregación de la población en guetos según su religión o raza convirtiéndose así en emplazamientos independientes y autorregulados. No hay duda que la mezcla de multiculturalismo y relativismo son un revulsivo de la convivencia y de la estabilidad serena y pacífica de una sociedad, porque las ideologías y las creencias encontradas producen siempre conflictos agudos y difíciles de sofocar. En cuarto lugar se está perdiendo la identidad del ciudadano europeo puesto que la clase política nos quiere convencer que nuestra idiosincrasia no es propia de la modernidad y debe ser superada por un nuevo prototipo de ciudadano europeo normalizado, o sea, debe ser progresista, laico, multicultural, buenista, sumiso al Estado y liberado de instituciones, para ellos represivas, como la familia, la religión o la cultura occidental.

La clase política pretende que el nuevo hombre europeo deje aparcados sus principios morales y, de camino, prescinda de su disposición al esfuerzo, a la superación o a la independencia del individuo.Incluso una caterva de políticos mediocres no sólo mantienen que Alá es grande y misericordioso, que yo no lo dudo, sino también antiyankee, antiliberal y antioccidental. La Historia no les gusta, pretenden reescribirla; de hecho, ya lo han hecho en los libros de texto.

Hoy, lamentablemente, únicamente contemplamos una vieja Europa disfrazada de multiculturalismo y que se sustenta en un estado de bienestar tambaleante. Las políticas de puertas abiertas y el papanatismo chabacano de la clase política nos ha complicado la existencia. La realidad es que los islámicos no se integran, no se apartan nunca de sus usos y costumbres, además, exigen con rotundidad y prepotencia, aquí en Europa, que seamos nosotros los que nos adaptemos a sus normas y creencias.


Pero esa clase política parasitaria, carente de principios y valores, que se extiende como un cáncer, ese Estado de Bienestar que sangra al contribuyente, esa falta moralidad de la sociedad, esa aceptación de prácticas religiosas antidemocráticas, violentas y discriminatorias hacia algunos colectivos sociales, ese incremento de la delincuencia, esa marginación de los trabajadores europeos peor formados, esa xenofobia, ese auge del proteccionismo y los aranceles, son algunos de los fantasmas del pasado que trajeron a Europa esos terribles regímenes totalitarios y sus consiguientes guerras.













ISLAM


Debido a su trascendencia, he creído oportuno publicar en esta bitácora un artículo de mi amigo Horacio Vázquez-Rial sobre la colonización islámica. He aquí el texto que nos va a hacer recapacitar bastante:


"Un día millones de hombres abandonarán el Hemisferio Sur para irrumpir en el Hemisferio Norte. Y no lo harán precisamente como amigos. Porque comparecerán para conquistarlo. Y lo conquistarán poblándolo con sus hijos. Será el vientre de nuestras mujeres el que nos dé la victoria" (Houari Boumedienne, en la ONU, 1974).

Tenemos 50 millones de musulmanes en Europa y hay señales de que Dios proclamará el Islam en Europa sin armas ni conquistas. Con el paso de los años, los 50 millones de musulmanes que viven en Europa transformarán Europa y la convertirán en un continente islámico. Dios ha dispuesto que una nación islámica, Turquía, se sume ahora a la Unión Europea. Esos 50 millones de musulmanes se multiplicarán y habrá 100 millones de musulmanes en Europa. Bosnia es miembro de la Unión Europea [sic] y es un país islámico; mejor dicho, al menos el 50% de su población es musulmana. Las estadísticas muestran que hay miles de mezquitas en Europa. Tenemos miles de organizaciones y sociedades islámicas en Europa (…) Tengo aquí algunas estadísticas. Hoy hay en Europa 50 millones de musulmanes, 14.000 mezquitas y centros islámicos y 1.500 sociedades y organizaciones islámicas. Con el paso del tiempo, estas cifras no harán sino aumentar, además de las cifras correspondientes a Bosnia, Turquía y Albania. Por consiguiente, las palabras que Dios proclamó en el Corán se están convirtiendo en una realidad: "Él es Quien ha mandado a Su Enviado con la Dirección y con la religión verdadera para que prevalezca sobre toda otra religión, a despecho de los paganos" (Muammar al Gadaffi, 2008).

Juramos por Dios que no abandonaremos las armas, no detendremos nuestra guerra santa, no renunciaremos a nuestras creencias ni a Al Ándalus, Ceuta, Melilla... (Al Zawahiri, 2007).

El Islam volverá a Europa como conquistador victorioso tras ser expulsado de ella dos veces, una desde el sur, desde Al Ándalus, y la segunda desde el este, cuando llamó a las puertas de Atenas. Conquistando Europa, el mundo será del islam (el imam Al Qadarawi, 2005).



Están convencidos y tienen razón en estarlo. El proyecto Boumedienne funciona al cien por cien, ayudado, claro está, por yihadistas de toda condición, apuntados a cualquier título, desde Al Qaeda, que sirve como paraguas de incontables grupúsculos, hasta Hamás y Hezbolá. El terrorismo es sólo la capa amable de la cebolla, la más externa.

He aquí cómo funciona todo esto:

En tanto la población musulmana permanezca alrededor o por debajo del 2% de la de cualquier país, ésta será vista por la población local como una minoría amante de la paz, y no como una amenaza hacia los demás ciudadanos. Éste es el caso de lo que ocurre en Estados Unidos: 0,6% de musulmanes; Australia: 1,5%; Canadá: 1,9%; China: 1,8%; Italia: 1,5%; Noruega: 1,8%.

Con una población que alcance entre el 2 y el 5%, los musulmanes comienzan con el proselitismo entre otras minorías étnicas y grupos descontentos del lugar, a menudo con reclutamientos considerables en cárceles y entre las bandas callejeras. Esto está ocurriendo en: Dinamarca: 2,0% de musulmanes; Alemania: 3,7%; Reino Unido: 2,7%; España: 4% ; Tailandia: 4,6%.

[Pero no olvidemos el terrorismo, que se desarrolla en paralelo: España y Tailandia en primer término].

A partir del 5% de población musulmana, los musulmanes ejercen una influencia desorbitada con respecto al porcentaje de población que representan. Por ejemplo, insistirán en la introducción de los alimentos halal (limpios de acuerdo a los preceptos islámicos), asegurándose de esta manera empleos de manipuladores de alimentos reservados a los musulmanes. Empezarán las presiones sobre las cadenas de supermercados para que muestren alimentos halal en sus estanterías, junto con las correspondientes amenazas si no se cumplen estos requisitos. Esto está ocurriendo en Francia: 8% de musulmanes; Filipinas: 5%; Suecia: 5%; Suiza: 4,3%; Holanda: 5,5%; Trinidad y Tobago: 5,8%. Llegados a este punto, trabajarán para que la autoridad gubernamental les permita que ellos mismos se regulen bajo la Sharia, la Ley Islámica (dentro de sus ghettos). El objetivo último de los islamistas es establecer la Sharia en todo el mundo.

Cuando los musulmanes se aproximan al 10% de la población, tienden a aumentar la anarquía como un medio de quejarse sobre sus condiciones de vida en el país. En París ya hemos visto las revueltas imparables con quema de coches y de mobiliario urbano. En esta situación, cualquier acción no musulmana ofende al Islam, y resulta en insurrecciones y amenazas, como las de Amsterdam tras la oposición a las viñetas de Mahoma y películas sobre el Islam. Estas tensiones se ven a diario, particularmente en los sectores musulmanes de Guyana: 10% de musulmanes; India: 13,4%; Israel: 16,0%; Kenia: 10,0%; Rusia: 15,0%. Para hacerse una idea de lo que representan esos porcentajes, digamos que la población negra de los Estados Unidos constituye el 13% del total.

Tras alcanzar el 20%, las naciones pueden esperar disturbios espeluznantes, formación de milicias jihadistas, asesinatos esporádicos y quema de iglesias [como en] Etiopía: 32,8% de musulmanes.

Con un 40%, las naciones experimentan masacres generalizadas, ataques terroristas crónicos y guerra ininterrumpida de milicias, como las de Bosnia: 40% de musulmanes; Chad: 53,1%; Líbano: 59,7%.

Los países que alcanzan un 60% de población musulmana experimentan persecuciones sin límite de los no-creyentes de todas las demás religiones (incluyendo a los musulmanes no ortodoxos), limpiezas étnicas esporádicas (genocidios), el uso de la Ley de la Sharia como arma y el establecimiento de la Jizya, el impuesto sobre todos los infieles, como está ocurriendo en Albania: 70,0% de musulmanes; Malasia: 60,4%; Qatar: 77,5%; Sudán: 70%.

A partir del 80% deben esperarse intimidaciones y jihad violenta sobre la población no islámica, algún tipo de limpieza étnica dirigida por el Estado, e incluso algún genocidio, a medida que estas naciones expulsan a los pocos infieles que van quedando, y se dirigen hacia el objetivo de un Estado 100% musulmán, tal y como se ha experimentado ya, o está en vías de consecución, en Bangla Desh: 83% de musulmanes; Egipto: 90%; Gaza: 98,7%; Indonesia: 86,1%; Irán: 98,0%; Irak: 97,0%; Jordania: 92,0%; Marruecos: 98,7%; Pakistán: 97%; Palestina 99%; Siria: 90%; Tayikistán: 90%; Turquía: 99,8%; Emiratos Árabes: 96%.

Alcanzar el 100% marcará el comienzo de la Paz de "Dar-es-Salaam" (el Paraíso de la Paz Islámico). Aquí, se da por supuesta la existencia de la paz, porque todo el mundo es islámico, las Madrassas son las únicas escuelas, y el Corán la única palabra, como ocurre en Afganistán: 100% de musulmanes; Arabia Saudí: 100%; Somalia: 100%; Yemen: 100%.

Añadamos más datos, de esos que la prensa, incluida la más declaradamente cristiana, suele eludir:

Los cristianos huyen de Oriente Medio, donde se los degüella y se queman iglesias. Han escapado más de la mitad de los libaneses cristianos. En Irak fue destruido el principal templo cristiano caldeo, tan valioso como los Budas de Bamiyán pero mucho menos (casi nada) jaleado por los medios. Hay mártires a los que jamás se nombra, como Brian Savio O'Connor, protestante indio asesinado en Arabia Saudita por evangelizar. Monseñor Antoine Audo, obispo caldeo de Aleppo, sostiene sin pelos en la lengua que los fanáticos desean "librarse definitivamente" de los cristianos. De Irak han salido 700.000 cristianos.

En Etiopía hay cristianos asesinados cada día. En Egipto, los coptos no pueden construir ni reparar iglesias y pagan impuestos de dhimmies. En Sudán, desde la fatua de 1992, por la cual "un no musulmán es un no creyente que se opone a la expansión del Islam, y éste garantiza la libertad para matarlos a todos", ha ido en aumento la violación de mujeres y niñas, el asesinato directo de infieles (más de dos millones hasta hoy) y la captura de esclavos para la población musulmana. En Nigeria, la iglesia, la misión y el pueblo de Gani fueron atacados y asesinado el maestro Danyaro Bala, cristiano, en 2006: la cosa va a peor. En Somalia, como medida contra las declaraciones del Papa en el sentido de que el Islam se impone por la armas, fue asesinada una monja italiana, misionera de la Consolación.

En Indonesia, en 2005, decapitación con machete de tres cristianas por negarse a la conversión. En 2006, ejecución oficial de tres cristianos acusados de planear ataques a "los fieles". En Filipinas, en Timor Oriental (asalto en 2007 al orfanato de San Juan Bosco en Baucaym, con violación de alumnas, asesinato de quince sacerdotes y 100 personas en una iglesia por el Frente Revolucionario de Timor Oriental), en todas partes se repite una y otra vez la misma historia. Pero no está en los papeles ni en las homilías. Y, por supuesto, no se ve compensado por la conversión al cristianismo. En Egipto está prohibido poseer material bíblico y evangelizar.

El déspota Chávez les ha abierto las puertas de Iberoamérica, donde ellos sí que evangelizan, hasta convertir tribus enteras que han pasado de la desnudez del salvaje al uso del burka. Ya ha habido por allí varios presidentes de origen musulmán, en Argentina, en Ecuador… y los compromisos con Irán que adquieren cada día los Kirchner, Lula y otros aceleran el proceso.

Van a ganar. Están ganando. Y los imbéciles apuntados a esa alianza de civilizaciones que nadie comprende ni desea. No dudo de que al final serán superados por su propia ignorancia, por su propio fanatismo, por sus divisiones tribales y teológicas, y porque la gente se cansa, pero llevará mucho dolor, mucho esfuerzo. Mil quinientos millones de musulmanes representan hoy el 22% de la población mundial. Pero su tasa de nacimientos eclipsa a la de los cristianos, los hinduistas, los budistas, los judíos y todos los demás creyentes. Los musulmanes superarán el 50% de la población del mundo al final de este siglo. Y tendrán el Corán y la Bomba.








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