Reflexión para hoy:

     

sábado, 9 de abril de 2011

Tierra y Libertad



En la España de la fracasada segunda república se reivindicaba poco la verdadera democracia y la Libertad de los individuos; por tanto, fue inevitable una nueva guerra civil.


Mientras en un bando muchos ciudadanos luchaban por pura supervivencia del amenazante delirio revolucionario, compartiendo trinchera de forma desesperada con otros que perversamente utilizaban a Franco para defender sus chirriantes privilegios; en el bando contrario se obstinaban en que toda la población tragara, por cojones, con esa sanguinaria dictadura del proletariado que tanta miseria y desesperación ha traído allá donde ha arraigado.

La verdad es que, tal como ocurre actualmente, pocos defendían los principios y valores de la auténtica democracia liberal, cuyas bases son la Libertad y el respeto al prójimo.

¿Qué virus ideológico se introdujo en los cerebros de muchos de aquellos españoles para llegar a matarse entre ellos?.

Sabemos que el mal tiende a invadir todos los rincones, por eso hubo crímenes horribles en ambos bandos. Es un hecho que los ideales equivocados de unos y el espíritu de supervivencia del resto quedaron manchados por actos repugnantes protagonizados por la típica chusma que siempre se aprovecha del caos y el desorden existente. Estas conductas son reprobables y deben causarnos vergüenza a todos.

Nunca debe considerarse legítimo recurrir a la violencia con el propósito de imponer una ideología o convicciones políticas contrarias a la Libertad de los individuos. La memoria histórica no debe servir para abrir heridas sino para reconocer a los que dejaron su vida en las trincheras creyendo un ideal erróneo, ya que muchos estaban allí porque se les había lavado el cerebro a base de consignas, falsedades y manipulación. Otros, simplemente fueron reclutados a la fuerza sin comprender por qué luchaban y por qué morían.

La Guerra Civil derivó de un calamitoso fracaso colectivo del pueblo español que fue víctima de una casta política donde abundaban los obtusos, los loquinarios, los botarates, los corruptos y los maricomplejines. Una clase política conformada por gente impresionable, ligera, patética y de poca chaveta; donde chapoteaban tipejos insufribles por su inepcia, injusticia, mezquindad o tontería. Gentuza que concebían el presente y el porvenir de España según se lo dictaba el interés personal y que practicaban una política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta.

Afirmar, como hacen algunos sectarios liberticidas, que fue una rebelión de los fascistas contra los demócratas es simplificar demasiado arropándose en una peligrosa mezcla de perversidad y mediocridad. Es evidente que, en aquellos tiempos crispados, angustiados y embrollados de la España de 1936, la democracia y los demócratas brillaban por su ausencia.

Un ejemplo fueron los milicianos del Frente Popular que no luchaban por la democracia, sino para instaurar la dictadura del proletariado al estilo soviético con la falsa justificación de la injusticia social ¿Qué justicia ha existido en los fracasados países comunistas del siglo XX?.

Es obvio que durante la segunda república española se fraguaron una amalgama de intereses espurios plasmados en ideologías totalitarias que ahogarían la Libertad y la prosperidad de los españoles empujándolos a un futuro muy oscuro.

Los españoles del siglo XXI tienen que luchar por acabar, de una puñetera vez, con la miseria política que supuso el enfrentamiento de las dos Españas. Deben luchar por defender las libertades, el respeto a la vida y el derecho a prosperar como nación. Deben deshacerse de una casta política manirrota que hoy medra en el poder y en la oposición. Una cuadrilla de parásitos amantes de un Estado intervencionista y despótico, que se parecen mucho a esos tipejos que les empujaron a la guerra civil en el siglo pasado. Los españoles deben construir una nación libre que acoja a todos salvo a los que pretendan imponer sus ideologías casposas y obsoletas a través del populismo, la demagogia o la violencia.

La memoria histórica no debe utilizarse para reabrir fosas de odio e intolerancia cuyos cadáveres putrefactos, algunos malnacidos, aprovechan para construir sus barricadas; sino para reflexionar, rectificar y aprender de los errores con el propósito de no volver a repetir otra aberración histórica.

Gran parte de la ciudadanía española tiene una idea errónea de la república, consecuente de la manipulación a que ha sido sometida. Me refiero a la segunda república puesto que muchos españoles, ahogados en su propia ignorancia y mediocridad, ni siquiera saben que hubo una primera.

La segunda república se concibió como una democracia liberal pero el sueño duró poco, puesto que el Frente Popular y su violencia revolucionaria puesta ya en práctica, con toda su virulencia, en el año 1934 en Asturias; fue precisamente lo que aniquiló la segunda república en lo que tenía de democrática. Ese es el motivo por el que la democracia no jugara ningún papel durante la guerra civil, pues el proyecto de una República Democrática Liberal había sido machacado con anterioridad a iniciarse el baño de sangre entre españoles.

Debo decir que haber posibilitado, hoy en día, que la ciudadanía tengan por demócratas a las organizaciones políticas y sindicales que constituían el Frente Popular es un logro que debemos reconocer a sus perversos promotores, pues han conseguido que la mayoría de la sociedad española se trague ese bestial engaño durante décadas. No por ello deja de ser una tremenda estafa de la que derivan tantas otras.

Precisamente aquellos revolucionarios tutelados por Stalin hicieron trizas la incipiente República liberal. Desde ese momento, la lucha se planteaba entre una opción totalitaria-revolucionaria y una dictadura autoritaria que muchos españoles defendían sólo por cuestiones de supervivencia o mal menor, puesto que hubieran preferido evitar una guerra civil que muy pocos anhelaban. Una guerra que, de nuevo, haría perder a España el tren del progreso y la consolidación de los valores democráticos.

Para entender esto no se necesita ser un experto en historia. Una historia que a algunos tanto gusta tergiversar; sino sólo utilizar la lógica y el sentido común. Piensen por un momento en los marxistas radicales del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), los comunistas amantes de Stalin, los racistas del Partido Nacionalista Vasco (PNV), los anarquistas deseosos de abolir la propiedad privada, los golpistas catalanes de Companys, los colectivizadores del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM); o ese sindicato de funcionamiento sectario y mafioso, aficionado a parasitar el dinero público, que es la Unión General de Trabajadores (UGT) defendiendo todos juntos la democracia mientras se mataban a tiros en las propias trincheras como podemos observar en la película que hoy presento.

Existe una gran mentira que es la memoria histórica hemipléjica con la que quieren hacer tragar a los españoles con el fin de apartarlos de una visión real de su pasado, pensando que todos son gilipollas. Es una falsedad estridente y machacona. Sin embargo ese engaño masivo ha cuajado en gran parte de la ciudadanía aborregada y ahora, como si no tuvieran ya bastante, intentan inocularlo en la mente de sus inocentes hijos a través de la asignatura de “educación para la ciudadanía”, a pesar de que sus promotores perversamente conocen muy bien la realidad que aconteció.

Ahí están los testimonios de algunos de los padres espirituales de la segunda república como Ortega, Marañón o Pérez de Ayala reconociendo que fue un trágico fracaso. Son los mismos intelectuales que se esforzaron en traer para España una democracia liberal que pusiera fin al caciquismo y la demagogia.

A continuación muestro una selección:


"¡Qué gentes! Todo es en ellos latrocinio, locura, estupidez. Han hecho, hasta el final, una revolución en nombre de Caco y de caca"; "Bestial infamia de esta gentuza inmunda"; "Tendremos que estar varios años maldiciendo la estupidez y la canallería de estos cretinos criminales y aún no habremos acabado”; ¿Cómo poner peros, aunque los haya, a los del otro lado?"; "Horroriza pensar que esta cuadrilla hubiera podido hacerse dueña de España. Sin quererlo siento que estoy lleno de resquicios por donde me entra el odio, que nunca conocí. Y aun es mayor mi dolor por haber sido amigo de tales escarabajos".

Otros protagonistas de su época, como Azaña, líder de las izquierdas “progres” de la época, opinaron sobre la infame calidad de aquellos republicanos sectarios. Conocía muy bien a esa gentuza que componían los cuadros de mando del falso republicanismo.

Las memorias de otros dirigentes de entonces tienen parecidos tonos como las del socialista Besteiro que condenó el "Himalaya de mentiras" o el "envenenamiento de las conciencias" en que se sustentó el Frente Popular.



Las dictaduras no son buenas, pero no deberíamos condenar al franquismo despiadadamente puesto que libró a España de otra dictadura más dañina denominada “dictadura del proletariado”. También Franco evitó que España entrara en la segunda guerra mundial y de un nuevo intento de guerra civil que fue el Maquis. Incluso Marañón y el socialista Besteiro aceptaron el nuevo régimen franquista, con todos sus defectos, porque salvaba a España de algo mucho peor y la prueba la tenemos en el infierno comunista en el que han vivido los países del Este de Europa.

La guerra civil fue simplemente fruto del hundimiento de la legalidad republicana por un Frente Popular liberticida y de la existencia de una CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) cerril y acomplejada que no supo defender la democracia, la separación de poderes y el Estado de Derecho. Así como de un Borbón cobarde que huyó cuando las cosas se le complicaban, dejando a los españoles tirados. ¿Os suena a algo todo esto?


Después de lo dicho, ¿Algún incauto sigue dudando de que el socialismo, sea del color que sea; ha sido, es y será el más firme defensor de la democracia en el mundo?, es decir, ¿Pol Pot, Stalin, Ho Chi Minh, Kim Jong, Fidel Castro, el nacionalsocialista Adolf HItler u otros iluminados de la misma calaña han sido los mayores defensores de la democracia, el pacifismo y el respeto de los derechos humanos?.

Es asquerosa, cutre y abominable la memoria histórica sumamente politizada y selectiva del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con la que quiere hacer comulgar a todos los españoles. Como lo son todas las memorias confeccionadas a diseño por el partido que gobierne.

Con respeto a la película que hoy podemos visionar, recordemos la perversa maniobra llevada a cabo por el Partido Comunista de España (PCE), en aquel mayo de 1937, aniquilando con rapidez a sus camaradas del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) y dejando fuera del poder, pero dentro de las fosas, a sus otros colegas de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT); si bien a costa de una guerra civil en su propio bando. En esa aventura participaron tanto Azaña como Prieto, pero no lo hicieron por simpatía hacia los comunistas, sino por hartazgo de la prepotencia de Largo Caballero y del desorden anarquista. No hay duda que todo esto facilitó las cosas al PCE, es decir, a los sueños de Stalin de convertir a España en una nueva República Socialista Soviética.

La represión contra el POUM y, en particular, el repugnante asesinato de su líder Andreu Nin que murió desollado; es la página más negra de la historia del Partido Comunista de España después del exterminio practicado en Paracuellos donde muchos padres compartieron fosa y cal con sus hijos menores. Matanza que preludiaba lo que iba a ser el genocidio de Katyn (Polonia) y tantos otros realizados, pocos años más tarde, en nombre del socialismo o dictadura del proletariado.

A pesar de que disimuladamente algunos sectarios liberticidas vuelven a cubrir rápidamente las fosas que han desenterrado, porque no les convienen los muertos hallados; debo decir que sí hubo un plan criminal para la aniquilación sistemática de toda la izquierda española no sometida a Moscú. Al igual que Andreu Nin, otros miles de dirigentes y militantes del POUM fueron torturados y asesinados con la complicidad, acción u omisión de las pseudodemócratas autoridades del Gobierno del Frente Popular.

La Guerra Civil no la ganó Franco porque fuera un militar eficiente y audaz, que también lo fue; sino que la perdió el bando opuesto por sus ideales equivocados, incapacidad de organización, indisciplina, falta de meritocracia y gran capacidad para robar, corromper o hacer su propia guerra interna en el marco de una guerra civil contra la España que no se resignaba a ser pisoteada por la bota de Stalin, o sea, por la dictadura del proletariado.

Es curioso que en lugar de existir un solo partido "obrero" compitieran por el título al menos cuatro organizaciones políticas: El PCE, la CNT, el POUM y el PSOE, ésta última con sus propias divisiones en su seno. Estas organizaciones “supuestamente” representantes de la clase obrera, de la justicia social y de la emancipación general de la humanidad llevaban sus reivindicaciones hasta el punto de que sus militantes y seguidores se mataban entre ellos sólo por el hecho de discrepar en el fondo o en las formas.

En los seguidores de Franco las discrepancias internas, que también las hubo, no llegaron a la sangre; existiendo un equilibrio estable que permitió la consistencia y firmeza del bando nacional. No es el caso del bando frentepopulista cuya envidia, crueldad, rencor, egoísmo, divergencia y perversidad de la mayoría de sus seguidores eran considerables. Los frentepopulistas se creían moralmente superiores, con la ética de su parte. Todos se autoetiquetaban de personas buenas, pacifistas, solidarias y únicas con capacidad de conceder carnés de demócratas a los demás. Una afición que aún hoy en día conservan sus herederos.

La realidad para algunos frentepopulistas, que aún conservaban el sentido común, les hizo recapacitar hasta el punto de terminar identificándose más con el bando nacional que con esa amalgama de organizaciones de tipo sectario donde la democracia, la Libertad y el respeto al prójimo no existían.

La película que hoy analizamos trata de un joven comunista inglés que se aburre en su país y víctima, tanto de su ardor guerrero como del lavado de cerebro que sufre, decide viajar a España para unirse a un grupo de milicianos con el sueño de pelear contra un enemigo ilusorio. Un enemigo incrustado en su cabeza por culpa de muchas consignas sectarias asimiladas durante años sin apenas haberlas digerido intelectualmente.

Al igual que el protagonista de la película, otro escarmentado de la aventura bélica española fue George Orwell que se salvó de milagro, no de Franco sino de sus camaradas de trinchera. Afortunadamente Orwell sobrevivió para escribir su famosa novela “1984”. Muchos desconocen que la terrible escena final de la novela no fue fruto de su imaginación sino que la escribió inspirado en la experiencia marxista que inició en Barcelona, lugar en el que fue apresado por sus compañeros comunistas y trasladado a la URSS donde le recluyeron por reaccionario en una diminuta celda llena de “ratas bolcheviques” que tenían mucho apetito. George Orwell afirmaba que los comunistas como enemigos, eran temibles; pero mucho peor era tenerlos en tu mismo bando. A Orwell y al protagonista de la película, tan obsesionados por los fascistas en su juventud, alguien debería haberles dicho que existen dos tipos de fascistas: los fascistas y los antifascistas.

El film incluye un debate político, bastante coactivo, sobre la necesidad de colectivizar todo y abolir la propiedad privada. Debate que, en aquellos tiempos, solían organizar de forma intimidatoria los milicianos del Frente Popular entre los habitantes de los pequeños pueblos; eso sí, después de dar matarile a algunos desgraciados, -supongo que para no coartar la libertad de expresión de los que pudieran discrepar!!!-.

Una especie de pseudo-documental insertado en la ficción pero que nos hace reflexionar bastante sobre lo que ocurría en la España de los años 30 en la que la gente, presa del pánico, la envidia y la mentira, fue manipulada hasta el punto de enfrentarse a muerte en nombre de estúpidas ideologías casposas y cutres que pretendían fabricar una nueva sociedad, un hombre nuevo.

Actualmente hoy podemos comprobar lo que supuso para el mundo esa pesadilla sangrienta de la historia derivada del gran error intelectual que cometió Marx a través de sus teorías.

Tierra y Libertad es otra película más de tipo sectario que encasilla a un bando como “los buenos” y al otro bando como “los malos”, aunque al autor se le escapan datos objetivos que hacen ver cómo fueron realmente los hechos, a pesar de que nos quiera contar lo contrario.

Hay una escena en la que fusilan a un sacerdote por tener el hombro amoratado. Una señal de haber disparado con el fusil supuestamente contra el bando del frente popular. Es posible que lo hiciera por pura supervivencia puesto que, antes de ser cura, era un ser humano y sabía lo que los milicianos hacían habitualmente con los clérigos en aquellos años. El sabía que le iban a dar matarile y como todo ser humano, intentaba proteger su integridad física.

La vena anticlerical de los liberticidas tenía que salir como es costumbre y en la película no podía faltar; eso sí, siempre vierten cobardemente su ira contra los católicos, que suelen poner la otra mejilla; nunca contra el Islam como vemos actualmente. El Islam es una religión que no se deja doblegar con facilidad.

No digo que en aquellos años no existieran algunos curas con intereses perversos que los hubo como los hay hoy en día; siendo un ejemplo lo que ha sucedido en la famosa cadena de radio española “La COPE”. Esta radio propiedad de la Iglesia Católica fue en su tiempo un paraíso de Libertad dentro de un basurero mediático nauseabundo. Sin embargo, los jerarcas eclesiásticos decidieron cambiar la Libertad por algo que no sabemos qué aparentes ventajas políticas tendría pero que todos percibimos su olorcillo. La presión del gobierno y de la oposición contra los defensores de la libertad de expresión que fueron expulsados de La COPE ha demostrado, de nuevo, que algunas sotanas no son de fiar.

Repito. Parte del clero. No todos, porque en la Iglesia hay y habrá siempre muchos sacrificados por la causa de la Libertad y la solidaridad.

Durante el tiempo que les convino tener en “La COPE” a comunicadores de gran audiencia como Federico Jiménez Losantos y César Vidal, no dejaron de mimarlos. Pero un día algunos curas se bajaron los pantalones, mejor dicho, se subieron la sotana poniéndose de culo y a cuatro patas al servicio de una panda de tipejos mediocres que lideran el gobierno y la oposición de España.

Volviendo a la película, lo que quería decir es que no aparece ninguna de esas escenas que era frecuente en aquellos años, donde milicianos del Frente Popular asesinaban a inocentes monjitas o a familias enteras por el hecho de haber ido a misa. Es lo que tiene pertenecer a una gran secta, que se oculta todo lo que no interesa como ocurre en el film que hoy tratamos, ofreciendo una imagen que es todo lo contrario a lo que se cuece en la trastienda.




El excomunista George Orwell plasmó en su novela “1984” la siguiente frase y, por propia experiencia, él sabía lo que decía:


“Quien controla el pasado, controla el futuro; quien controla el presente, controla el pasado”.






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2 comentarios:

  1. Esa vena anticlerical da miedo. Me da miedo ir a misa algunos días.

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  2. Sr. Supersalvajuan: Hay mucho obsesionado con la Iglesia católica Ya está bien de que babeen consignas estúpidas recurriendo siempre a la iglesia. ¡Obsesionados, que son unos obsesionados!

    Dicha obsesión no es propia de no creyentes, sino de puñeteras moscas que se revuelcan en la mierda cuando penetran en el terreno de las creencias.

    Son selectivos, claro que sí. Embisten a los que no se dejan llevar de acuerdo con su interés mientras que, como prototipos laicistas de pacotilla, vociferan repudios con la boca cerrada para que no se les escuche demasiado o, con cinismo, piden respeto para los islamistas que imponen la teocracia, vulneran los derechos y libertades básicas; considerando a las féminas seres infrahumanos.

    Con teocracias como el Islam alianza de civilizaciones y con los católicos a hostiarles con cobardía, que los pobrecillos siempre pondrán la otra mejilla. Su falso laicismo se basa en esos viejos odios que entusiasma tanto a los caudillos de su secta cuya putrefacción ideológica es nauseabunda. ¡Claro, el Islam no pone la otra mejilla! ¡Cobardes!

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