Reflexión para hoy:

     

sábado, 30 de abril de 2011

Marxismo empírico y propiedad privada



Algunos liberticidas manifiestan que la propiedad privada fue un germen que infectó la humanidad. Pues bien, con el fin de que se ilustren un poquito les traigo a colación la historia de los peregrinos de Plymouth (Massachussets).


Aquellos peregrinos fueron unos de los primeros colonos europeos que decidieron echar raíces en Estados Unidos y que, en un principio, organizaron comunalmente su economía de carácter agrícola. Es decir, aplicando el marxismo puro y duro.

De una forma un poco dramática aquella gente aprendió la lección que lo fundamental para conseguir prosperidad no es la colectivización y la distribución forzosa de la riqueza, sino la Libertad y la propiedad privada.

La organización colectiva que los colonos llevaron a la práctica durante los primeros años consistía en que todo se repartiera igualitariamente, tanto el trabajo como la cosecha que se obtuviera. La consecuencia de tal modelo de organización marxista fue que casi todos murieron de hambre.

¿Cómo pudo ser esto? Es muy sencillo de explicar porque cuando se consigue igual beneficio, ya se trabaje mucho o poco, la mayoría de la gente tiende a trabajar más bien poco. Es algo que forma parte de la idiosincrasia del ser humano. Está en sus genes y ningún ingeniero social, alienado por un pseudobuenismo utópicamente marxista, puede modificar.

En la comuna de Plymouth mucha gente fingía estar enferma o escaquearse, a dejarse la piel trabajando en los campos comunales. Esta conducta provocó que no se alcanzara la producción necesaria de alimentos para satisfacer a toda la comuna, apareciendo la escasez y el hambre al poco tiempo de iniciarse la aventura socialista.

Había gente que llegó a corromperse o incluso a robar para conseguir comida, a pesar de su condición de puritanos. La hambruna fue tan extrema que llegaron a comerse a sus propios perros, caballos, gatos y hasta las ratas que pululaban por allí.

Llegados a la desesperación, los colonos se reunieron para debatir otra forma de organización. Reconocieron el fracaso de su experimento comunal (hoy denominado socialismo) y tomaron la decisión de designar una parcela de terreno a cada familia; entregándole parte del maíz y otras semillas que les quedaban para que cultivaran sus tierras como mejor estimasen cada una y bajo su responsabilidad.

Fue entonces cuando los ciudadanos de Plymouth explotando privadamente los recursos pasaron, sin saberlo, del socialismo a la economía de mercado. Los resultados fueron formidables. Todas las manos se volvieron sorprendentemente laboriosas y la gente ya no enfermaba tanto.

Las cosechas fueron magníficas desapareciendo la hambruna y la miseria. Las familias adquirían nuevas cabezas de ganado que llenaban los establos, que habían estado vacíos durante los tiempos comunales. Ganado que cada propietario cebaba con parte del maíz recolectado, engordándolo y vendiéndolo a buen precio; lo que originaba unos ingresos extras para adquirir mejores herramientas, más ganado y más semillas con las que se cultivaban nuevas tierras; por lo que se precisaba la ayuda de nuevos colonos que procedían de la vieja Europa en busca de una vida mejor. La calidad de vida de la gente mejoró, empezando a crearse nuevos empleos y oportunidades de negocio para todos los que quisieran progresar. El sueño americano ya era una realidad gracias a la Libertad y el respeto a la propiedad privada.

Los colonos puritanos afirmaban que, gracias a Dios, la saciedad reemplazó al hambre. Así empezó a celebrarse el día de Acción de Gracias en los Estados Unidos de América.

Los no creyentes siempre han denominado a dicha experiencia “la tragedia de los comunes”. Algo conocido desde los tiempos de Aristóteles. Este filósofo griego manifestaba que siempre, por pura lógica, se cuida menos lo que es común que lo privado. El fracaso que supuso la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en el pasado siglo es sólo la prueba más fehaciente de la inviable, ineficaz y estúpida organización socialista.

Si una persona coge de una canasta colmada de naranjas todas las que quiera sin tener en cuenta de qué forma ha contribuido en llenarla, la propensión para no trabajar recolectando más naranjas y consumir todas las que se puedan es muy alta. Está claro que con el tiempo la canasta se quedará vacía y nadie se preocupará de llenarla. Ni siquiera esos que más naranjas gustan consumir.

Los peregrinos de Plymouth aprendieron la lección de que la propiedad privada conlleva que todo esfuerzo tenga su recompensa, creando el incentivo necesario para que dicha propiedad se convierta en productiva.

La economía de mercado, tan odiada por los sectarios liberticidas, facilita que la gente venda libremente lo que le sobra, ya sean bienes o su fuerza de trabajo; comprando lo que le falta para satisfacer sus necesidades.

Las partes que intervienen voluntariamente en toda transacción se benefician mutuamente e, indirectamente, benefician a toda la comunidad haciéndola más rica con mayor número y diversidad de productos o servicios que satisfacen nuevas necesidades. Productos o servicios que compiten entre sí, lo que deriva en mejor calidad, precios más bajos y mayor poder adquisitivo para toda la sociedad.

Si garantizamos los derechos de propiedad, los productores saben que el fruto de su esfuerzo, dedicación y trabajo están a salvo de expropiaciones arbitrarias; lo que empuja a que se realicen nuevas inversiones que generan más empleos y mejor retribuidos, al ser la oferta de trabajo mayor que la demanda. Esto facilita que todo trabajador pueda elegir donde le conviene trabajar en función de sus expectativas económicas y profesionales, sin tener que aguantar a un empresario toda la vida como ocurre cuando no hay oportunidades de cambiar de empleo; algo frecuente en el momento en el que una sociedad se sociabiliza pasando a ser la demanda de trabajo mayor que la oferta.

Si el Estado monopoliza todos los sectores económicos o si decide expropiar a todos los emprendedores su producción y medios de producción, es obvio que éstos ya no volverán a invertir ni a esforzarse más; lo que generará carestía y miseria. Este es el resultado que se repite a lo largo de la historia cuando se implanta un sistema de planificación socialista.


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15 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo, salvo raras excepciones necesitamos un estímulo para trabajar. Si vamos a recibir lo mismo sin tener que esforzarnos, es casi ridiculo hacerlo. Algo parecido sucede con la prestación por desempleo que algunas veces supera el importe de lo que podemos ganar con un empleo si descontamos los gastos de desplazamiento y dietas.
    Para ser un pequeño emprededor hoy en día hace falta ser muy valiente o desconocer el terreno. Las trabas e impuestos lo hacen mucho más dificil.

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  2. Buenas Tardes,Amigo Cincinato. Aunque te Sigo y Leo desde hace Cierto Tiempo, eta es la Primera Vez que Entro a Comentar.
    Primero Felicitarte por la Claridad de Exposición y el Interés de los Temas que Abordas.
    Tenemos un Prisma de Enfoque de Problemas, Muy Similar.
    Este y el del Derecho a Poseer, Portar y Usar Armas en la Defensa de Casa, Bienes, Personas y la Propia Vida,son Entre otros, de los Más Interesantes para Mí.
    Por Eso He Decidido entrar y Felicitarte.
    La Historia Acuña VERDADES INCUESTIONABLES, que se encargan de Tirar por Tierra las "Versiones Oficiales", Sobre Todo si SON IMPUESTAS PARA DOMINAR, Como Ocurre desde 1945 en Toda Europa.

    Efectivamente, Sin Propiedad Privada, Entendida Como SUELO QUE SE PISA, DONDE NACES, VIVES, TRABAJAS, AMAS, TE MULTIPLICAS Y MUERES, Tampoco Existiría el Concepto De PATRIA o "TIERRA DE LOS PADRES Y ANTEPASADOS", que junto con las Tradiciones, Hay Que DEFENDER A MUERTE, SI FUERA PRECISO...
    Quien no lo Entiende Así o Es un Insensato o Peor un Teorético sin Dos Dedos de Frente o Peor aún Un TRaidor a la Tierra que le Vió Nacer y a la Sangre de la que Procede...
    Y Bueno. Ya Está Dicho-
    Pero lo Repito : Felicitaciones y Gracias por Estar.
    Pásate por Mis Casas Cuando Desées, que Aunque en Tono Satírico y Aparentemente Ligero, También Yo Disparo Verdades...
    Saludos
    y
    mi personal Grito de Guerra
    ¡¡RIAU RIAU!!

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  3. Por un lado escribes:

    La organización colectiva que los colonos llevaron a la práctica durante los primeros años consistía en que todo se repartiera igualitariamente, tanto el trabajo como la cosecha que se obtuviera.

    Y, por otro:

    ...cuando se consigue igual beneficio, ya se trabaje mucho o poco, la mayoría de la gente tiende a trabajar más bien poco.

    El beneficio no es "igual": a más trabajo, más productividad y, por tanto, más producto (no "igual"). ¿Es lo mismo si tú y yo nos repartimos 10€ que si nos repartimos 100€? Evidentemente no, así que lo lógico es que tanto tú como yo nos esforcemos por llegar a esos 100 lo que, a causa de la sinergia provocada por nuestro trabajo cooperativo, será más fácil que si decidiéramos trabajar por separado de forma competitiva, ya que de esta forma emplearíamos parte de nuestro tiempo y nuestro esfuerzo en destruir el trabajo del otro.

    En la comuna de Plymouth mucha gente fingía estar enferma o escaquearse, a dejarse la piel trabajando en los campos comunales.

    Vagos ha habido en todas partes y, desgraciadamente, seguirá habiendo. De todas formas, hoy por hoy es más difícil fingir que se está enfermo (los médicos no son tontos).

    ...tomaron la decisión de designar una parcela de terreno a cada familia; entregándole parte del maíz y otras semillas que les quedaban para que cultivaran sus tierras como mejor estimasen cada una y bajo su responsabilidad.

    ¡Vaya vaya! ¡Esto me recuerda a la reforma agraria que se aplicó en cierta isla SOCIALISTA allá por 1959! Y es que, de hecho, tal reforma no tiene nada de capitalista, por dos motivos: las parcelas se DESIGNARON de forma igualitaria, y no hubo que pagar por ellas (bajo el capitalismo, sólo los ricos habrían podido acceder a tal propiedad y, a mayor riqueza, mayor y mejor parcela); y las parcelas eran de explotación individual (ante lo cual defiendo la propiedad privada): tú lo trabajas y tú lo recoges, pero no explotas la fuerza de trabajo de nadie para luego embolsarte la plusvalía generada por su productividad.

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  4. [Aristóteles] manifestaba que siempre, por pura lógica, se cuida menos lo que es común que lo privado. El fracaso que supuso la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en el pasado siglo es sólo la prueba más fehaciente de la inviable, ineficaz y estúpida organización socialista.

    No sé si "siempre", y desde luego que no "por pura lógica" (de hecho, suscribo tu afirmación de que este defecto forma parte de la idiosincrasia del ser humano). Sin embargo, el "fracaso" de la URSS vino cuando se convirtieron al capitalismo, entrando en el juego de EEUU y "compitiendo" con ellos a ver quién era el más lo-que-sea. Esto, claro está, acompañado de la agresividad inherente al capitalismo contra cualquier pueblo que luche por su libertad frente al Imperio. Aún así, ha sido un primer intento mucho más satisfactorio y fructífero que el primer intento capitalista, y de hecho ninguna de las repúblicas salientes de la extinta URSS consiguió mantener el nivel de vida que había en época soviética (a excepción, quizá, de Ucrania).

    Si una persona coge de una canasta colmada de naranjas todas las que quiera sin tener en cuenta de qué forma ha contribuido en llenarla, la propensión para no trabajar recolectando más naranjas y consumir todas las que se puedan es muy alta.

    Para solucionar esto, basta un organismo de control y una educación basada en el civismo y en el sentido común (nunca mejor dicho). Ejemplo: estamos tú y yo en el campo de naranjas. Se supone que AMBOS tenemos que estar recolectando, pero mientras tú recolectas, yo me dedico a tocarme las gónadas y a comer las naranjas que TÚ recolectas. Tu respuesta natural será darme un par de collejas (control); y explicarme con una comprensible indignación algo que yo ya debería saber: que las naranjas son para LOS DOS, y que LOS DOS tenemos que recogerlas (educación).

    La economía de mercado, tan odiada por los sectarios liberticidas, facilita que la gente venda libremente lo que le sobra, ya sean bienes o su fuerza de trabajo; comprando lo que le falta para satisfacer sus necesidades.

    Basta este simple párrafo para comprender el terrible absurdo de la utopía liberal: yo puedo vender "libremente" (¡¡¡!!!) mi fuerza de trabajo para comprar la satisfacción de mis NECESIDADES. Aquí está la clave, en las NECESIDADES. Si yo necesito comer (cosa evidente) y el empresario lo sabe (por norma general son verdaderos zoquetes, pero esta lección sí que se la saben), el empresario podrá imponerme sus condiciones. La venta de mi fuerza de trabajo, por tanto, ya no es libre. Esa es la razón por la que, día sí día también, los trabajadores firmamos contratos leoninos a cambio de SOBREVIVIR (dichosos aquellos que tienen el lujo de VIVIR).

    Las partes que intervienen voluntariamente en toda transacción se benefician mutuamente e, indirectamente, benefician a toda la comunidad haciéndola más rica con mayor número y diversidad de productos o servicios que satisfacen nuevas necesidades.

    Para lo de "voluntariamente", me remito a mi párrafo anterior (una transacción, bajo el capitalismo, SIEMPRE se da en condiciones de desigualdad, perdiendo una de las partes). En cuanto al beneficio comunitario, se daría en efecto si la transacción fuera verdaderamenta libre, protegiendo al desfavorecido ante los posibles abusos del poderoso.

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  5. Productos o servicios que compiten entre sí, lo que deriva en mejor calidad, precios más bajos y mayor poder adquisitivo para toda la sociedad.

    La competitividad redunda, sin duda alguna, en beneficio del consumidor. Pero el perjuicio se lo come por entero el trabajador (para bajar el precio necesito bajar los costes de producción y, por ende, el salario de los obreros). Teniendo en cuenta que, antes que consumidores, somos trabajadores, no compensa: prefiero cobrar 1000 y poder pagar 500 por un producto, a que rebajen ese producto a la mitad pero, en cambio, no tener dinero para pagarlo.

    Esto es una verdadera perla:

    ...lo que empuja a que se realicen nuevas inversiones que generan más empleos y mejor retribuidos, al ser la oferta de trabajo mayor que la demanda.

    ¿La oferta de trabajo mayor que la demanda? ¿Alguna vez has oído hablar siquiera de una sociedad, país, Estado, comunidad o nación que tuviera una oferta de trabajo mayor que la demanda? ¡Eso supondría una cifra del paro NEGATIVA! Si bien es cierto que se puede rozar el 0% de desempleo, esto depende de muchos factores: recursos naturales, materias primas, densidad demográfica, comunicaciones, posibilidad de autoabastecimiento, relaciones comerciales con el exterior... y, por supuesto, el sistema de gobierno interno.

    carestía y miseria. Este es el resultado que se repite a lo largo de la historia cuando se implanta un sistema de planificación socialista.

    Stalin (con todo lo criminal que fue, eso sí) consiguió mediante los planes quinquenales convertir un yermo eminentemente rural en una potencia mundial, y redujo las cifras del paro a unos porcentajes ridículos (aunque supongo que en esto también habrá influido la cantidad de gente que se cargó). Sin embargo, aquí la cifra del paro ya ha alcanzado una cifra histórica (y subiendo), y el empleo que tenemos es precario (porque es-lo-que-hay, y tenemos que pasar por el aro).

    El capitalismo funciona, pero sólo mediante una política exterior imperialista y una política interior que mantenga al pueblo en una situación de necesidad permanente, para que así accedamos a las exigencias de una oligarquía poderosa que controla nuestras vidas (al fin y al cabo, bajo el capitalismo, el tirano es el jefe, y nos puede vigilar muy de cerca).

    Un saludo.

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  6. Bienvenido Sr. Old Nick. Ya sabes que está bitácora está abierta para todos, incluso para aquellos otros que, desgraciadamente, no piensan como tú. Esa es la diferencia entre los que creen en la Libertad y los que no, en cuyos blogs cerrados la libertad de expresión brilla por su ausencia.

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  7. Sr. ArturoProg: Afirmas, de forma retorcida, que “la sinergia provocada por nuestro trabajo cooperativo es mejor que si decidiéramos trabajar por separado de forma competitiva, ya que de esta forma emplearíamos parte de nuestro tiempo y nuestro esfuerzo en destruir el trabajo del otro”.

    Que yo sepa ningún panadero, carnicero o ferretero va con una barra de hierro a destrozar el comercio de otro porque le haga la competencia. Todos trabajan por separado y respetando al prójimo. Su único objetivo es dar el mejor servicio al ciudadano y obtener así un lucro. Los únicos que tienen la soberanía para decidir cual saldrá más beneficiado en su aventura empresarial son los consumidores, que premiarán a los emprendedores que dan mayor calidad al menor precio. “La mano invisible” de la economía de mercado se encargará de desechar las malas inversiones y malos empresarios. Sin necesidad de estar sujeto a los caprichos pueriles y despóticos del primer iluminado que se sienta Dios todopoderoso como ocurre con el socialismo.

    Hablando de sinergias y colectivizaciones, algún día te contaré la historia del burro moribundo. Un burro colectivizado que lo compartían 3 cooperativas de camaradas trabajadores para las labores comunitarias del campo y que murió de inanición porque nadie le daba de comer al finalizar la jornada, pensando que otros camaradas lo harían al día siguiente.

    En cuanto a tu afirmación de “tú lo trabajas y tú lo recoges, pero no explotas la fuerza de trabajo de nadie para luego embolsarte la plusvalía generada por su productividad”, te invito a que leas mi entrada “La plusvalía del trabajo” con el fin de que aprendas y reflexiones un poquito sobre el tema.

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  8. Sr. ArturoProg: Afirmas que “el fracaso de la URSS vino cuando se convirtieron al capitalismo”. ¡Dios mío, lo que hay que oir! Ahora resulta que los soviéticos bolcheviques eran capitalistas. Algunos tenéis gran capacidad para retorcer la realidad.

    Toma nota: La URSS, gracias al socialismo, no tenía productos en sus mercados, las estanterías estaban vacías y el pueblo pasaba hambre. Por eso existía la cartilla de racionamiento y por eso la economía del bloque soviético sucumbió de esa forma tan brutal ¡Vaya potencia mundial!. Afortunadamente para los liberticidas tenéis Cuba o Corea del Norte, otras potencias mundiales. ¿Sabías que la URSS era la mayor productora de tractores los cuales se oxidaban por no usarlos?.

    Los soviéticos soñaban, a efectos publicitarios, ser los primeros del mundo en fabricar tractores a costa de malgastar recursos más necesarios en otros sectores como el cultivo de trigo. ¡Qué paradoja!, número uno en tractores y la población pasaba hambre porque no se cultivaba suficiente trigo; pero la propaganda funcionaba en el exterior para satisfacer los sueños de los mediocres marxistas que disfrutaban de la economía de mercado al otro lado del muro de la vergüenza.

    Es obvio que la simple acumulación de capital en forma de maquinaria e industria pesada sirve para desarrollar y enriquecer un país, pero la acumulación de capital no es buena por acumulación, sino por ser capital. Por lo tanto cualquier cosa no debe ser considerada como capital.

    El capital forma parte de un sistema productivo destinado a satisfacer las necesidades de los consumidores. Precisa ser integrado de forma coordinada en el sistema social por medio del mecanismo de los precios que se originan por la ley de la oferta y demanda, no por los que designe un déspota planificador en un sistema socialista según su capricho.

    Sin iniciativa empresarial no existe capital, sólo un conjunto de máquinas cuyo rendimiento y costes resultan imposible evaluar. Además su utilidad está muy alejada de las necesidades que demanda la sociedad puesto que son fruto de una ilusión, un sueño pueril del órgano director socialista, que suele materializarse siempre en la figura de un tipo mediocre.

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  9. Sr. ArturoProg: Afirmas lo siguiente “para solucionar el problema de las naranjas, basta un organismo de control y una educación basada en el civismo y en el sentido común ...... Se supone que AMBOS tenemos que estar recolectando....... las naranjas son para LOS DOS, y que LOS DOS tenemos que recogerlas”.

    Estimado Arturo, Contéstame a la siguiente pregunta: ¿Por qué tengo que integrarme por narices en tu sistema colectivizador?. Sería mejor que tu mitad del huerto lo cultivaras tu a tu ritmo y que tu esfuerzo sea recompensado por un beneficio, sin estar pendiente de si yo trabajo tanto y de forma tan eficaz como tú o no. Yo no te impongo nada, tienes libertad para organizarte en tu parte de huerto o propiedad privada, y debes tener también la responsabilidad para asumir las pérdidas por tu negligencia. Esa es la diferencia entre la Libertad que yo defiendo y el socialismo coactivo y colectivizador en el que tu sueñas.

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  10. Sr. ArturoProg: En cuanto a tu comentario de que “…el empresario puede imponerme sus condiciones…. La venta de mi fuerza de trabajo no es libre….. Esa es la razón por la que, día sí día también, los trabajadores firman contratos leoninos a cambio de SOBREVIVIR” o aquel otro comentario en el que afirmas que “…una transacción, bajo el capitalismo, SIEMPRE se da en condiciones de desigualdad, perdiendo una de las partes”,,,,

    Estimado Arturo, deberías saber que en la economía de mercado siempre existe la voluntariedad: los empresarios contratan a quien quieren y los trabajadores trabajan donde quieren. Con el socialismo no. Esa es la diferencia entre libertad y socialismo. Entre relaciones contractuales voluntarias y relaciones hegemónicas de un estado omnipotente. ¿Es tan difícil de entender para ti?.

    Un empresario puede contratar a quien quiera, es dueño de su dinero y lo invierte donde le salga de los “cojoncillos”. ¡No seas hipócrita!, ¿Acaso tu no utilizas el dinero siguiendo tus intereses o necesitas a alguien que te diga dónde más te conviene gastarlo?. El secreto está en la Libertad y la voluntariedad de los actos. Nadie debe ser forzado a contratar a otro, ni tampoco ser obligado a trabajar para un empresario. ¿Entendéis esto los liberticidas o quizás la envidia os ciega los ojos?

    ¿Porqué no os juntáis unos cuantos como tú y montáis un negocio? Luego los beneficios los repartís con los trabajadores que contratéis, a partes iguales, “of course”, como buenos camaradas. Si va mal el negocio los trabajadores siempre cobran su salario, aunque sea hipotecando vuestras viviendas, si va bien el negocio lo repartís entre todos a partes iguales. ¡Hipócritas!, No lo hacéis porque sois unos hipócritas.

    Sólo queréis que se haga eso con el dinero de otros, pero cuando se trata de vuestra pasta ya os apañáis de sacarle el mejor rendimiento. El socialismo es una falsedad basada en la envidia, la demagogia y la hipocresía de sus seguidores. La economía de mercado redunda en el verdadero interés general incluyendo a los socialistas que viven con plena comodidad en países donde el mercado es libre y existe poco intervensionismo y planificación socialista.

    En una sociedad libre los medios de producción privados sirven al mercado. Los beneficiarios de las empresas son tanto los consumidores que compran los productos elaborados por las empresas, como los accionistas que puede ser cualquiera que con unos ahorrillos invierta en fondos de inversión o de pensiones, o también compre directamente unas pocas acciones en el mercado de valores con el fin de complementar su salario con los dividendos que reporten las participaciones.

    Gracias a la soberanía del consumidor y al incentivo del beneficio, en un entorno de libre competencia, la propiedad privada garantiza una oferta, siempre en aumento, de productos para todos. En la economía de mercado, propietarios e inversionistas, si quieren aprovecharse de su propiedad y capital, no les queda otra posibilidad que destinarlos a atender, de la mejor manera posible, las necesidades de otros.

    De esta forma pueden enriquecerse y enriquecen a la sociedad al servir a los consumidores satisfaciendo sus necesidades. Sólo el hecho de poseer los medios de producción les obliga a sus propietarios a cubrir las demandas del consumidor si quieren ellos mismos obtener un rendimiento.

    Repito, la propiedad beneficia sólo a las personas que saben utilizarla para favorecer a los consumidores que son los soberanos del mercado. Esa es la función social del derecho de propiedad que se desarrolla sólo en un entorno de Libertad y economía de mercado.

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  11. Sr. ArturoProg: Creo que tienes fuertemente incrustada en tu cabeza la famosa consigna marxista de que los empresarios odian y desprecian a los trabajadores. Contesta: ¿Qué sueldo digno, libertad de organización sindical, vacaciones, horarios, etc. existían en el GULAG soviético o en las granjas cañeras de Fidel Castro en Camagüey o para los que picaban piedra en la Isla de Pinos, o para los que se dejaban el pellejo trabajando en las Unidades Militares cubanas de Apoyo a la Producción (UMAP) ¿Es éste el modelo que quieres?

    La diferencia entre un caso y otro es que en esas empresas de esos empresarios que mencionas a nadie le obligan a trabajar, sin embargo en el GULAG y en los otros malditos lugares relacionados te condenan a trabajos forzados sólo por pensar distinto. ¡Esa es la diferencia amigo!, la gran diferencia entre la Libertad y el socialismo.

    ¡Claro que es difícil que la oferta de trabajo sea mayor que la demanda!, más cuando los liberticidas ponéis zancadillas a base de intervencionismo, regulaciones absurdas y elevada fiscalidad. Y a las pruebas me remito: analiza la tasa de paro de países cuyas políticas son socialistas como España, Grecia o Portugal y la de otros cuyas políticas no son tan socialistas como la de EE.UU., Suiza o Alemania ¿Lo vas captando?.

    El trabajador lo que necesita es poder elegir entre una multitud de ofertas de trabajo, cuanto más mejor, y quedarse con la que más le convenga. Cuando en un país crece la tasa de paro a lo bestia por culpa de políticos parásitos, entonces los trabajadores tienen poco que elegir. El empresario no es el diablo, el sólo busca su interés como lo haces tú, y en esto no me seas hipócrita. Los verdaderos culpables de la situación calamitosa en la que viven millones de trabajadores y otros tantos que ya no tienen tanta suerte de poder trabajar, son sólo los gobiernos populistas de turno que con sus políticas ineficientes e intervencionistas se están cargando el tejido social del país que parasitan.

    Lo bueno de vivir en Libertad es que nadie te obliga a trabajar para un empresario determinado ni a ningún empresario le obligan a contratar a nadie que no quiera. Todos sabemos que el dinero es muy cobarde; entonces, cuando no existe economía de mercado y nadie invierte en nuevas empresas porque existe intervencionismo económico, se machaca a impuestos y no se confía en las políticas de los que gobiernan las inversiones se reducen y, en consecuencia, el número de ofertas de trabajo disminuye drásticamente. Entonces, te repito, hay poco dónde elegir.

    Si hubiera muchas ofertas de empleo, las que ofrecieran peores condiciones no se cubrirían. Entonces esos empresarios no podrían continuar con el negocio y deberían cerrar o mejorar las condiciones de trabajo, compitiendo con otros empresarios. Esto es bastante lógico y hasta un niño lo entiende perfectamente; un socialista no tanto porque las numerosas consignas sectarias y liberticidas, digeridas durante años, le mantienen en una perpetua embriaguez cerebral. En resumen, siempre la diferencia entre oferta de empleo y demandas de empleo debe ser lo más reducida posible para que las condiciones de trabajo y sueldos mejoren; pero esto nunca ocurrirá con gobiernos populistas e intervencionistas.

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  12. Sr. ArturoProg: No tiene nada de malo obtener beneficios montando un negocio y contratando trabajadores, que aceptan voluntariamente trabajar para un emprendedor u otro, son libres de hacerlo. Encasilláis al emprendedor como diablos avariciosos, ocultando que son piezas básicas en una sociedad que pretenda prosperar. En tu comentario aparece otra vez la típica consigna socialista contra la burguesía avariciosa y maligna.

    Todos los que siempre atacáis hipócritamente a la gente que obtiene un lucro o beneficio no dejáis de buscaros mayores ingresos para mejorar vuestra vida. Nunca he visto a ningún socialista despreciar un aumento de paga, un beneficio obtenido en la lotería o una herencia. Esto es así porque a vosotros también os gusta el dinerito pero envidiáis al prójimo cuando es éste quien lo consigue con mayor rapidez.

    La avaricia, el deseo de lucro, el afán de beneficio, el anhelo de riqueza no es otra cosa que intentar superar la escasez natural con la que el hombre nació. La codicia, típica del ser humano, tanto para el espécimen socialista como para el que no lo es, y no me seáis cínicos en esto, seguirá existiendo hasta que la humanidad encuentre la superabundancia en un paraíso idílico donde no se necesite preocuparse por la economía.

    Paraíso utópico que no es precisamente el socialismo, ¡no os hagáis ilusiones los liberticidas!. Ese mundo de sueño es irreal o queda aún millones de años luz para alcanzar ese estado de frenesí económico, quizás en otro planeta, donde todos repudiemos las mejoras salariales o los beneficios empresariales.

    La cuestión ahora es preguntarnos sobre el tipo de avaricia que queremos tener: una avaricia productiva, donde la gente es libre de intercambiar voluntariamente sus bienes y servicios con otros, donde se produce en libre competencia e iguales ante la Ley, donde se gane dinero honradamente, que es la forma insuperable de mejorarse uno y mejorar al otro; o aquella otra avaricia de un sistema intervencionista o mercantilista, donde primen los monopolios o oligopolios, donde triunfa el robo organizado y consentido por la casta política del gobierno de turno, donde la explotación de una parte de la sociedad subvencionada vive a costa de otra productiva. Por ahora estas son las dos únicas opciones posibles.

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  13. Sr. ArturoProg: He aquí un sencillo ejemplo que comprendería perfectamente un niño de educación primaria. No estoy tan seguro si un espécimen socialista podrá o querrá entender porqué se deben vincular los salarios a la productividad.

    Supongamos que un trabajador percibe un salario de 1000 euros al mes; produciendo, en dicho periodo, 2 electrodomésticos que se venden en el mercado al precio de 1500 euros cada uno. El coste de la materia prima y otros gastos ascienden a 200 euros por unidad producida.

    Piezas producidas: 2
    Precio de venta de los electrodomésticos= 1500 x 2= 3000 euros
    Coste del salario= 1000 euros
    Otros costes= 200 x 2= 400 euros
    El beneficio empresarial sería: 3000-1000-400= 1600 euros.

    Si ese empresario invierte 4000 euros en nueva maquinaria más eficiente, reduce el precio de los electrodomésticos y triplica el sueldo del trabajador porque, gracias a que se ha especializado y sabe utilizar la nueva tecnología, cuadruplica el número de piezas producidas; el beneficio empresarial sería ahora mayor, incluso el primer año teniendo en cuenta el coste adicional que supone la innovación de maquinaria.

    Piezas producidas: 8
    Precio de venta de los electrodomésticos= 1300 x 8= 10400 euros
    Coste del salario= 1000 x 3= 3000 euros
    Coste de innovación de maquinaria: 4000 euros
    Otros costes= 200 x 8= 1600 euros

    El beneficio empresarial el primer año sería: 10400-3000-4000-1600= 1800 euros.
    El beneficio empresarial a partir del segundo año sería: 10400-3000-1600= 5800 euros.

    Hay que tener en cuenta que ahora también habría más electrodomésticos y más baratos a disposición de mayor número de consumidores y no sólo de los más pudientes, o sea, aumenta la oferta que conlleva siempre a que los precios bajen.

    Además, el empresario dispone de más ingresos que una parte utilizará para mejorar su calidad vida y el resto para invertir en la formación de su personal, aumentando su especialización; así como para adquirir mejor maquinaria y ampliar la empresa, que aumentará la producción y le hará más competitivo. También necesitará contratar más personal por lo que la oferta de empleo se incrementará y los trabajadores de esa empresa serán mejor pagados que los de la competencia que no innovó invirtiendo en nuevos bienes de capital y formación del personal.

    La realidad nos dice que se deben fijar los sueldos de los trabajadores de acuerdo con la evolución de su propia productividad futura; entendiendo por productividad futura el valor que tiene hoy la riqueza que cada uno de esos trabajadores creará mañana gracias a que están integrados en un proyecto empresarial. ¿Y cuál será mañana el valor de esa riqueza y quien lo dice? Nadie, porque el futuro es incierto y el empresario asume el riesgo. Pero existe una obviedad difícil de refutar, y es que el trabajador, además de no asumir ningún riesgo, siempre percibe parte del precio del producto fabricado (salario) antes de venderse; al contrario que el empresario, que se arriesga y no percibe el resto del precio del producto fabricado (beneficio empresarial) hasta que no se vende, si llega a venderse. Por esta razón el famoso cuento de la plusvalía marxistoide no tiene ningún fundamento.

    Claro que si algún empresario marxistoide, que brillan por su ausencia, decidiera pagar a sus trabajadores un sueldo más alto que el valor de los productos que van a fabricar en el futuro, irremediablemente se arruinará en poco tiempo; salvo que algún amiguete socialista instalado en el gobierno le inyecte alguna subvención o compre sus ruinosos productos con cargo al erario público, como suele suceder cuando el socialismo se instala en el poder. Por lo tanto, es el empresario y nadie más quien debe negociar directamente el salario con los trabajadores de su empresa sin que interfieran, con sus pezuñas apestosas y liberticidas, ningún sindicato vertical paniaguado o el gobierno a través de decretazos planificadores e intervencionistas cuyos endiosados dirigentes creen saber la productividad futura de millones de ciudadanos en activo.

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  14. Sr. ArturoProg: A nadie le interesa más la viabilidad y el éxito de un proyecto empresarial que a los propios trabajadores y al patrono de esa empresa. Y quien diga lo contrario es un zopenco intelectual y un demagogo.

    Está claro que la necesaria competencia entre productores, además de ofrecer bienes y servicios de mayor calidad, conlleva la racionalización de los costes que desemboca en precios más bajos y, por tanto, ocasiona un incremento del ingreso real o poder de compra de quienes adquieren los productos. Todo ello generará nuevas oportunidades de inversión que motivarán, de igual forma, aumentos de salario y ofertas de empleo. Entonces, el círculo virtuoso enriquecedor se hace realidad.

    En cambio, si sólo aumentamos por decreto o convenio sectorial el sueldo de todos los operarios, ya tengan una productividad alta o no, se incrementaría el coste unitario de cada pieza producida y ese aumento se trasladaría a los precios; redundando negativamente en el consumidor, puesto que es el consumidor quien al final cubre todos los costes del producto consumido, ya sean salarios, gastos de innovación de maquinaria o impuestos. Hay que decir que los consumidores también son trabajadores y todo aumento de su salario indexado a la inflación queda anulado por el aumento de los precios de los bienes que consume.

    Entonces, para que el poder de compra no permanezca igual e incluso se reduzca, los salarios reales deben incrementarse sólo cuando aumenta la productividad del trabajador, lo cual reduce el coste por unidad producida.

    Por ejemplo, cuando se incrementa la demanda de coches, éstos se fabrican más. Consecuentemente aumenta el empleo y se incrementan los sueldos de los operarios especializados de dicha industria, sobre todo para que no se vayan a la competencia. También, el referido incremento de la demanda de vehículos repercute en nuevas inversiones dirigidas a la mejora de la tecnología y maquinaria utilizada en la fabricación. Todo con el propósito de incrementar la productividad, reducir los costes por coche producido y que los precios sigan siendo competitivos y accesibles a los consumidores, que no son otra cosa que trabajadores que disponen de mayor capacidad de compra por que los precios tienden a la baja y sus salarios se incrementan debido a la mayor productividad.

    Hay que tener en cuenta que vincular el salario de un trabajador a la productividad es positivo, siempre que se vincule a su propia productividad y no a la de una economía o sector económico. Por ejemplo, si la productividad agregada del sector del automóvil se incrementa cada año por la innovación de una famosa marca y en base a ella, se incrementan los salarios de todo el sector del automóvil, el resultado será que muchas de las otras marcas quiebren con total seguridad, pues los costos serán superiores a sus ingresos.

    El trabajador tampoco tiene que ahorrar para poder ser dueño de la máquina porque, indistintamente de quien lo sea, ese capital invertido en máquinas más eficientes aumenta su productividad y baja los costes por unidad producida. La gente menos pudiente, a la que le es imposible ahorrar, siempre se beneficia con el incremento de la productividad puesto que se aprovechan del ahorro de los más opulentos que sí los invierten, ya sea directamente en un proyecto empresarial o, indirectamente, a través de fondos de inversión o depositándolos en los bancos. En este último caso, las entidades financieras de los países serios y desarrollados prestan esos ahorros a los emprendedores que crean empleo y riqueza para la sociedad, salvo en España que, tanto esos ahorros como las inyecciones de dinero público que reciben en forma de ayudas, se lo entregan al Estado, comprándole la deuda pública que se ha generado durante años gracias a una caterva de socialistas manirrotos y otros chupópteros del poder local y autonómico.

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  15. Sr. ArturoProg: Volviendo al tema, siempre que existan buenas oportunidades de inversión, los ahorros se transforman en nuevas máquinas y tecnologías más eficientes que, al incrementar la productividad del trabajo, permite pagar más al trabajador.
    ¡Ya sabemos que también aumenta los beneficios del empresario! Se lo que estáis pensando alguno de vosotros que os extasiáis con el marxismo. Es obvio, puesto que ese fue el propósito de su inversión! ¿Pero los que envidiáis la felicidad y el éxito ajeno, no os dais cuenta que la mejora es para todos? Tomad nota: Mayor beneficio del empresario que arriesgó sus ahorros, más empleo, mejor remunerado y consumidores más felices porque hay más bienes a su disposición, de mayor calidad y más baratos.

    ¿Los marxistoides liberticidas, qué es lo que arriesgáis para mejorar la vida de los demás? lo que quieren es vincular indiscriminadamente los salarios a la inflación, como base de una política de sueldos de carácter totalitario. No les importa que se produzcan menos bienes y servicios, es decir, riqueza para la sociedad. Sólo se obstinan en que se aumenten los salarios para que se adquieran más bienes y servicios; así sin más y, de paso, captar votos y alienar a las masas protagonizando el papel, que ellos mismos se han atribuido, de redentores sagrados de la clase obrera.

    Su pretensión de aumentar los salarios por decreto siempre condena a gran parte de esos obreros al paro y la miseria. ¿No se dan cuenta que ese ejército de desempleados ya no están en disposición de adquirir más bienes y servicios, sino que únicamente adquirirán lo básico para subsistir gracias a ese mísero subsidio que van a disfrutar sólo durante unos meses y que es financiado por parte de la renta que robáis a otros trabajadores aún en activo?. Digo en activo, por el momento, puesto que todos sabemos el final de vuestra macabra aventura ideológica.

    ¡Si dejamos funcionar al mercado claro que seguirán existiendo salarios bajos y altos!. De la misma forma que existen listos y tontos o rubias y morenas. Habrá momentos económicos coyunturales y circunstancias personales en las que algunos de esos salarios altos deberán reducirse y, por el contrario, algunos de los sueldos bajos dejarán de ser bajos y se incrementarán; sin perjuicio de que todos los trabajadores que se esfuercen en ser más cualificados y en tener una mayor productividad serán siempre recompensados con un mayor sueldo y promoción laboral. Lo que no hay duda es que la disparidad de salarios, incluso en el mismo sector económico, permitirá que se genere empleo y se maximice la riqueza de los ciudadanos.

    La alternativa a la economía de mercado es la Cuba de los hermanos Castro. La alternativa es el casposo socialismo de siempre, donde los salarios tienden indiscriminadamente a ser iguales para todos. Sin embargo, en lo que realmente se iguala la gente, en esos paraísos socialistas, es en el grado de miseria puesto que no tienen salarios porque no tienen trabajo, ni hay empresas donde encontrarlo. Con el socialismo nadie, en su sano juicio (marxistoides incluidos), invierte o se arriesga en una aventura empresarial. ¿Quién va a confiar su dinero en un país donde unos burócratas liberticidas del gobierno te dicen el beneficio que debes tener, en un país donde te machacan a impuestos, en un país donde te vas a tener que casar con tus empleados produzcan o no, en un país donde existe la amenaza permanente de la expropiación de tus bienes o en un país donde no hay seguridad jurídica y garantía de que se cumplan los contratos?

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