¿Tan terrible es lo que el 11M esconde como para que todos se pongan de acuerdo en que lo mejor es el silencio?
¿Por qué el Gobierno, la Oposición y la Justicia son capaces de dar por bueno el resultado de un juicio viciado desde el principio? ¿Por qué consienten que se cierren judicialmente las investigaciones, sin ni siquiera haber aclarado cuál fue el arma del crimen? ¿Por qué están todos ellos dispuestos a respaldar la mentira con tal de que no se remueva lo sucedido realmente en aquel sangriento 11M?
Os dejo una trascripción de una interesante hipótesis, en absoluto descabellada, que he recibido sobre el 11M:
…….en vísperas de las elecciones del 2004, el Partido Popular (PP) se dispone a utilizar un supuesto atentado de la banda terrorista ETA para apuntarse un tanto ante la opinión pública y así obtener una nueva mayoría absoluta que, de todas formas, tenía asegurada según los resultados de las anteriores elecciones municipales y autonómicas celebradas unos meses antes.
Elecciones que se realizaron cuando el gobierno del PP ya estaba participando en la guerra de Irak, algo que no influyó para nada en la ciudadanía a la hora de confiarle el voto mayoritario. Pero la cúpula del PP quería total seguridad para alcanzar la mayoría absoluta en el 2004 y no tener que pactar con nadie sus políticas de gobierno, por eso hizo la sandez que hizo.
Estaba previsto que el mini atentado, ruidoso pero incruento, se saldase con la detención de un comando etarra y la posterior captura en Francia de la cúpula de la banda, controlada desde hace tiempo.
Algunos desde dentro de las cloacas policiales faisaneras, más adictos al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), empiezan a maquinar contra los planes peperos y hacen circular la información. Dichos planes llegan a oídos de los servicios de inteligencia del país X que se los comunican a los del país Y. Países que tienen muchos motivos para preferir un cambio de rumbo en la política española.
Con la colaboración de la banda terrorista ETA, que también anhela un gobierno con el que puedan encamarse con placibilidad, los servicios de inteligencia X e Y diseñan un atentado que dejará a España conmocionada y al Gobierno del PP con el paso cambiado. Para ello contarán también con cierta ayuda logística proporcionada por los mismos que les han pasado la información y que, posiblemente, ignoran el terrible final que iba a tener todo.
Cuando sobreviene la matanza, Gobierno y Oposición tardan muy poco, 48 horas a lo máximo, en saber qué ha pasado. Rubalcaba, muy en su línea, se aprovecha de la situación y le ofrece al Gobierno del PP un trato “que no puede rechazar”: Endilgarle la masacre a la nebulosa Al Qaeda, relacionando así la coincidencia de un supuesto atentado islamista con la participación del gobierno del PP en la guerra de Irak. Todo con el objetivo de producir un vuelco en la intención de voto de una parte de la ciudadanía turbada por los sangrientos cuerpos mutilados y que haría inclinar el resultado de las elecciones a favor del PSOE.
El PP, para salvar la cara ante sus bases, sugiere tímidamente la participación de ETA, pero todo se explicará de la manera más confusa posible con un único objetivo: que nunca se sepa la verdad porque ¿vais a contarle a los españoles que teníais preparado un simulacro de atentado de ETA y los servicios de inteligencia del país X, con la ayuda de los del país Y, os lo han chafado asesinando a dos centenares de inocentes y mutilando a otros varios miles? ¿Qué haréis a continuación, declararle la guerra a X e Y?
El Gobierno acepta. Se invoca la razón de Estado y desde ese momento, las cúpulas de los principales partidos ya no son pro-PP o pro-PSOE, sino pro-enmascaramiento y no están solos. Jueces condecorados y ascendidos, medios de comunicación sobornados, otras formaciones políticas con ganas de pillar algo para su feudo y poderes fácticos de variado pelaje trabajan todos con un único objetivo: tapar la verdad. Todos los poderes del Estado trabajarán en esa dirección.
Y ya sólo quedaría despejar las incógnitas X e Y……………..
Como cualquiera que piense un poco, lo único que sé es lo siguiente:
1) Todo lo que nos han contado es mentira y que la ciudadanía que aún conserva su dignidad, independencia y sentido común no debe tragarse este sapo.
2) Aunque a algunos les duela, el PP ha participado en la mentira, después de que su cúpula realizara largas meditaciones al respecto al son de los mariachis.
El juez ordena que se desguacen los trenes, vale. ¿Desguaza él personalmente todos los trenes o se lo encarga a otros? ¿Cuantos centenares de operarios y agentes hacen falta? ¿Son todos del PSOE? ¿No hay nadie, ni un sólo agente, que le dijera al PP: "¡oye, que están haciendo desaparecer los trenes dónde se realizó la matanza!" ¿No será que el PP estaba de acuerdo en que desapareciera la prueba principal?
En la aparición (y en algunos casos posterior desaparición) de todas las pruebas falsas hay un montón de mandos policiales. Algunos de ellos han sido recompensados por el actual Gobierno; otros lo fueron por el propio PP (al que supuestamente estaban traicionando) ¿Cómo se come esto? Muy fácil: Estaban todos trabajando, cada uno en su papel, para la misma señora: La mentira.
Hay que recordar otras pantomimas de la casta política como las del 23F o las del felipismo y su terrorismo de Estado. En este último caso también se decía que el diario El Mundo mentía y manipulaba. Felipe soltó aquello de "ni hay pruebas ni las habrá" y acabó librándose de la trena por el caso GAL. O mejor dicho, porque Aznar (su odiado Aznar, otro que también sabe del 11M mucho más de lo que cuenta, él sabrá por qué) tuvo misericordia y le permitió largarse a hacer negocios multimillonarios, como buen socialista, a la tierra de los mariachis. ¿Qué tendrán los mariachis?
ENLACES RELACIONADOS:
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http://lodicecincinato.blogspot.com/2008/12/es-difcil-que-yo-trague-un-bulo-de.html
http://lodicecincinato.blogspot.com/2010/03/los-muertos-siguen-exigiendo-justicia.html
http://lodicecincinato.blogspot.com/2009/06/con-dos-cojones.html
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Conspiranoia
De izquierda a derecha, José María Fuster-Fabra, abogado de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo; Enrique de Diego, director del programa 'A fondo' de Radio Intereconomía; José Manuel Sánchez Fornet, secretario general del Sindicato Unificado de Policía, y José Ángel Fuentes Gago, presidente del Sindicato Profesional de la Policía, ayer, en la presentación del libro 'Conspiranoia. De cómo 'El Mundo' y la Cope mintieron y manipularon sobre el 11-M'.EFE
¿Existe una conspiranoia en torno al 11-M? ¿Existen los conspiranoicos? ¿Hay realmente personas que mantengan teorías delirantes sobre la masacre, basadas en datos ridículos, para tratar de culpar del 11-M a unos inverosímiles autores? ¿Hay gente que, ante la imposibilidad de construir una teoría coherente, pretenda "explicar" el 11-M mediante un totum revolutum donde se mezcla todo y a todos, en una especie de conspiración universal?
¡Claro que sí! Desde hace siete años, ha habido personas y medios de comunicación que se han dedicado, sin sonrojarse, a atribuir el atentado del 11-M - el mayor atentado de la Historia de España - a un grupo de camellos de medio pelo que jamás había puesto antes un petardo en un cajero. Y, para atribuirles el atentado, nos han tratado de vender teorías delirantes, basadas en datos ridículos, según las cuales en la ideación y perpetración de la masacre habrían participado confidentes de la Policía, hindúes, musulmanes, católicos, confidentes de la Guardia Civil, radicales islamistas de al menos cinco países distintos, narcotraficantes de baja estofa, mineros asturianos esquizofrénicos, confidentes del CNI e incluso chóferes de embajada.
Por supuesto que hay conspiranoicos: son los defensores de una "versión oficial" mutante, que hace mucho tiempo que se cayó a pedazos.
A lo largo de estos siete años, los medios de comunicación independientes han ido poniendo sobre la mesa una serie inagotable de abrumadoras evidencias de manipulación, que dejan a las claras que la versión oficial del 11-M no resiste el más mínimo análisis racional. Les ofrecemos en estas páginas un pequeño muestrario de las manipulaciones más escandalosas que la investigación periodística ha ido poniendo de manifiesto.
1. El escamoteo de los trenes
Cuando se produjo el accidente del metro de Valencia en 2006, el convoy siniestrado se mantuvo guardado bajo una loneta durante dos años, para que las compañías de seguros pudieran realizar los peritajes que consideraran oportunos. En el 11-M, los vagones atacados comenzaron a ser desguazados ¡cuarenta y ocho horas después de la masacre!, destruyendo así los escenarios del crimen e impidiendo posteriores averiguaciones. Desaparecieron 90 toneladas de restos. Cuando en el juicio del 11-M se solicitó a la Policía que aportara las muestras guardadas, para poder realizar contra-análisis, sólo se pudieron aportar unas pocas decenas de pequeños fragmentos.
2. El escamoteo de los análisis
No sólo se escamotearon los escenarios del crimen. Si al menos se hubieran realizado análisis de los restos antes de destruirlos, contaríamos con la información necesaria para saber cómo eran las bombas del 11-M: qué explosivo se empleó, qué iniciadores y detonadores se usaron, cómo estaban confeccionadas esas bombas... Pero los trenes se comenzaron a desguazar ¡sin ni siquiera analizar apropiadamente los focos de explosión, para determinar el tipo de explosivo! Los restos de los focos de explosión nunca se llegaron a enviar a la Policía Científica, como era preceptivo. Esa es la razón de que las víctimas del 11-M se hayan querellado contra el responsable de que esos análisis no se llevaran a cabo: el entonces comisario jefe de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano.
3. Los perros holgazanes
¿Por qué se destruyeron los escenarios del crimen, sin ni siquiera analizar cuál era la composición de las bombas? No hace falta ser muy mal pensado para sospechar que eso permitía hacer aparecer fuera de los trenes pruebas manipuladas, con las que poder construir una versión oficial adecuada. La primera de esas pruebas apareció en la propia mañana del 11-M, en Alcalá de Henares: una furgoneta Kangoo que nos dijeron que había sido utilizada por los terroristas. Al llevar esa furgoneta al complejo policial de Canillas, aparecieron en ella varios detonadores y un resto de cartucho de Goma2-ECO. Sin embargo, esa furgoneta había sido examinada en Alcalá de Henares por dos perros distintos, sin que esos perros detectaran en ella la presencia actual o pasada de explosivos. ¿De dónde salió entonces el explosivo?
4. La furgoneta fantasma
La lógica nos dice que en esa furgoneta no había ningún resto de explosivo aquella mañana, en Alcalá de Henares. Por eso no lo olieron los perros. Sin embargo, en el complejo policial de Canillas apareció un resto de explosivo en esa furgoneta. ¿De dónde salió ese trozo de Goma2-ECO? La respuesta quizá nos la dé un hecho muy llamativo: entre la hora real de llegada de esa furgoneta al complejo policial de Canillas y la hora "oficial" de entrada, hay una discrepancia de una hora. Es decir, aquella furgoneta estuvo desaparecida durante una hora a efectos oficiales. Tiempo más que suficiente, por supuesto, para meter en ella lo que a uno le apetezca. Por ejemplo, un resto de cartucho de Goma-2 ECO.
5. La mochila surgida de la nada
La segunda de las pruebas aparecidas fuera de los trenes es la denominada "mochila de Vallecas", que fue "encontrada" dieciocho horas después de la masacre, también en dependencias policiales: concretamente, en la comisaría de Puente de Vallecas. Nos dijeron que se trataba de una bomba sin estallar procedente de los trenes. ¿Pero cómo llegó esa bomba a una comisaría? Nadie vio esa supuesta bomba en las estaciones, nadie la vio durante el extraño recorrido que supuestamente realizó por Madrid y ni siquiera figura en el propio inventario que se realizó en la comisaría de Puente de Vallecas. Y, sin embargo, a pesar de no haber ni el más mínimo testimonio ni evidencia documental que la ligara con los trenes, la Justicia la dio por buena como prueba y a partir de un teléfono móvil encontrado en su interior se comenzaron a realizar detenciones y se construyó toda la versión oficial de la masacre.
6. La bomba imposible
Las evidencias de que esa mochila de Vallecas es otra prueba falsa más son abrumadoras. En esa mochila había 10 kilos de dinamita, medio kilo de clavos y tornillos usados como metralla, un detonador y un teléfono móvil. Se supone que el funcionamiento de esa bomba era el siguiente: al llegar la hora programada, se activaba la alarma del teléfono, lo que hacía actuar el detonador. Sin embargo, los experimentos de laboratorio realizados en Libertad Digital demostraron que aquel teléfono no daba ni la mitad de la corriente requerida para garantizar la explosión del detonador.
7. La metralla que no aparece
El dato que más contundentemente demuestra la falsedad de la mochila de Vallecas es que esa bomba "aparecida" en una comisaría contenía metralla terrorista, en forma de clavos y tornillos. Si las bombas que estallaron en los trenes del 11-M hubieran sido como la mochila de Vallecas, entonces obligatoriamente habrían tenido que aparecer clavos y tornillos en los cuerpos de las víctimas del 11-M. Sin embargo, la forense que coordinó las autopsias de las víctimas del 11-M dejó claro públicamente que en aquellas autopsias no aparecieron ni clavos, ni tornillos. Por tanto, las bombas de los trenes no podían ser como la mochila de Vallecas.
8. El libro de caja falsificado
¿De dónde salió ese teléfono que se encontró en la mochila de Vallecas? Pues nos dicen que se vendió en la tienda de unos hindúes, los cuales fueron detenidos durante la jornada de reflexión de las elecciones de 2004, para ser puestos en libertad pocas semanas después. ¿Cómo se pudo demostrar que esos hindúes habían vendido ese teléfono? Pues gracias al libro de caja de su tienda. Sin embargo, el análisis de los documentos aportados al sumario permitió demostrar, más allá de toda duda razonable, que aquel libro de caja había sido falsificado a posteriori del 11-M.
9. El imposible viaje a la mina
¿Y la Goma2-ECO que contenía la mochila de Vallecas? ¿De dónde salió? Pues nos dicen que tres marroquíes viajaron a Asturias el fin de semana del 28 al 29 de febrero de 2004 y se trajeron un par de cientos de kilos de explosivos. ¿De dónde los sacaron? Pues de una mina asturiana, a la que fueron de noche para sustraer los explosivos, gracias a las indicaciones de un ex-minero. Sólo hay un pequeño problema: aquel fin de semana se produjo la mayor nevada del siglo, y es absolutamente imposible que aquellos tres marroquíes hubieran podido, ellos solos, encontrar la mina en mitad de un monte cubierto de nieve, tal como confirmó ante el tribunal del 11-M uno de los funcionarios de la Guardia Civil que acudió a declarar como testigo en el juicio.
10. Los suicidas educados
La mochila de Vallecas era entonces una prueba falsa, que sirvió para dos cosas: para engañar a la opinión pública acerca de la composición de las bombas del 11-M y para comenzar a detener falsos culpables y construir una versión oficial del atentado. Unas semanas después de la masacre, la Policía rodeó en un piso de Leganés a algunos de los presuntos autores materiales de la matanza (a los que se había llegado a partir de las pruebas encontradas en la mochila) y éstos se suicidaron, haciendo estallar el piso. Resulta sorprendente que aquellos terroristas islámicos no se suicidaran en los trenes del 11-M, en contra de su costumbre. Todavía más sorprendente es que se suicidaran varias semanas después de la masacre, en un piso de Leganés. Pero lo más sorprendente de toda aquella historia de suicidio colectivo es que esos feroces terroristas de Leganés esperaron disciplinadamente durante varias horas a que la Policía desalojara ocho bloques de viviendas, antes de hacerse volar por los aires. ¿Se le ocurre a alguien alguna explicación para tan educado comportamiento en unos islamistas suicidas?
11. Llamadas imposibles
Para convencer a la opinión pública de que en aquel piso de Leganés se habían hecho volar unos terribles terroristas islámicos, se nos dijo que esos "suicidas" habían realizado una serie de llamadas de despedida a sus familiares en Marruecos y en Túnez. Sin embargo, es imposible que esas llamadas se realizaran desde aquel piso que voló por los aires, por la sencilla razón de que ¡uno de los teléfonos utilizados para hacer esas llamadas seguía activo meses después de que el piso explotara!
12. El falso testamento
Para convencernos del carácter suicida de los que volaron en el piso de Leganés, se nos dijo también que uno de aquellos "suicidas" había dejado un testamento dirigido a su familia. Sin embargo, también se pudo demostrar que aquel testamento no era más una falsificación burda. Tan burda, ¡que alguien había añadido una firma en caracteres occidentales a una carta escrita por un marroquí a su familia en Marruecos y que estaba escrita y firmada, como es natural, en árabe!
13. Las no autopsias
¿Pero acaso no hubiera sido fácil demostrar si aquellos supuestos terroristas encerrados en el piso de Leganés se habían suicidado o no? ¿No habría bastado con realizar las correspondientes autopsias, para ver de qué habían muerto? Claro que sí. El único problema es... que esas autopsias no se llegaron a realizar, contraviniendo la propia Ley de Enjuiciamiento Criminal. Incluso se llegó a impedir durante días que la Policía Científica accediera a los cadáveres.
14. La estafa de las detenciones
Todo el sumario del 11-M no es más que una monumental estafa, destinada a convencer a la opinión pública de que el 11-M fue un atentado islamista y de que las autoridades habían investigado y demostrado convenientemente el asunto. Sin embargo, la realidad es que a lo largo de la instrucción del sumario se detuvo, en efecto, a 116 personas... de las que sólo tres resultarían finalmente condenadas por el 11-M. De las tres, uno de ellos es un confidente policial asturiano, el otro es un camello de medio pelo y el tercero (el único al que se acusa de colocar una bomba) no tiene ni la más mínima relación comprobada con ninguno de los restantes acusados que se sentaron en el banquillo.
15. Los improbables testigos
La historia del único condenado por colocar una bomba del 11-M, Jamal Zougham, resulta de lo más curiosa. Se le detuvo en plena jornada de reflexión de las elecciones de 2004, por haber vendido, supuestamente, la tarjeta utilizada en el teléfono encontrado en la mochila de Vallecas. Sin embargo, se le terminó condenando por otra cosa distinta: por colocar una bomba en el tren. Y es que, con posterioridad a su detención, aparecieron hasta ocho testigos que decían haber visto a Zougham con una mochila en los trenes de la muerte. Sólo hay un problema: si los ocho testigos dijeran la verdad, ¡ese marroquí tendría que haber estado en cuatro trenes simultáneamente, cosa evidentemente imposible! ¿Cómo solventó el asunto el tribunal del 11-M? Pues muy fácil: quedándose con tres de los testimonios e ignorando las contradicciones que esos testimonios presentan.
16. El terrorista gimnasta
Las investigaciones periodísticas demostraron, asimismo, que la Policía ocultó al juez del 11-M datos que apuntaban a la inocencia de Jamal Zougham. Por ejemplo, que la noche anterior al atentado, ese marroquí no estaba preparando ninguna bomba, sino haciendo tranquilamente ejercicio en un gimnasio de la Plaza Elíptica de Madrid.
17. La casa del islamista
¿Dónde se supone que se montaron las bombas del 11-M, según la versión oficial? Pues nos dicen que se montaron la noche anterior al atentado en un chamizo de Morata de Tajuña, que habría sido alquilado por los terroristas meses antes del 11-M. ¿Y quién era el dueño de esa casa? Pues era un matrimonio de origen sirio y se da la circunstancia de que el marido estaba cumpliendo condena desde antes del 11-M por pertenencia a Al Qaeda. O sea, que según la versión oficial, el 11-M fue un atentado de Al Qaeda, preparado en la casa de un miembro de Al Qaeda. Cuadra bastante, ¿verdad? Bueno, pues resulta que al miembro de Al Qaeda en cuya casa nos dicen que se montaron las bombas del 11-M... ¡ni siquiera le llegaron a imputar durante la instrucción del sumario! Ni tampoco a su mujer, que era quien había formalizado aquellos contratos de alquiler.
LUIS DEL PINO
Tras el desmoronamiento del "vale ya" de la fiscal Olga Sánchez (prima del Alcalde de Madrid, el sr. Gallardón), fueron muchos los partidarios de mantener que no es importante conocer el arma homicida del 11-M. Si el primero en adherirse a la consiga de Zaragoza fue Boyé, luego fue el abogado de la asociación de Pilar Manjón, Fuster-Fabra, el que dijo con cinismo "Que la oscura visión del pino no impida ver el bosque de la Justicia"
Afortunadamente aún existen pinos en el bosque que nos ayudan a encontrar el camino de la verdad a pesar de la broza y las malas hierbas que lo infestan todo.
Todo mi agradecimiento a Luis del Pino y a muchos otros ciudadanos anónimos que hacen lo posible para que el pueblo español aún conserve su dignidad.
Juan Jesús Sánchez Manzano tiene hoy un problema que no tenía ayer. Cuando el abogado de uno tira, como estrategia de defensa, del insólito recurso de solicitar que su defendido sea imputado por un delito más grave de aquel del que en principio se le acusa, uno debería plantearse si ese abogado le está realmente defendiendo a él. Por eso, quizá Manzano debería preguntarse si a ese abogado suyo lo está pagando él o lo está pagando otro. Y si lo está pagando otro, debería hacerse una pregunta ulterior, si lo que está defendiendo ese abogado son sus intereses o los de quien paga.
ResponderEliminarPorque esta sorprendente estrategia, si tanta benevolencia esperan de los jueces de instrucción de la Audiencia Nacional, podía haberse adoptado desde el principio. Sin embargo, no fue así. Se recurre a ella ahora, cuando Interior, ante las amenazas de la juez, ha empezado a aflojar la información que se le estaba solicitando. Dicho de otra manera, Interior no está dispuesto a arriesgar una acusación de obstrucción a la Justicia por defender a Sánchez Manzano. Y ese, precisamente ese es el momento en que su abogado clama por trasladar lo actuado a la Audiencia Nacional. Lógicamente, cabe esperar que el abogado, antes de dar tan chocante paso, haya hablado con su representado y le haya explicado que allí, en la Audiencia Nacional, le van a tratar con más cariño. Y lo más probable es que quien era responsable de los Tedax cuando el atentado del 11-M lo haya creído.
Pero, yo, si fuera él, no estaría tan seguro. Los jueces de la Audiencia Nacional pueden tener, y a veces de hecho tienen, cierta tendencia a mostrarse comprensivos con las cuestiones que puedan poner contra las cuerdas al Estado. Pero, cuando piensan en el Estado, lo ven encarnado en sus más altas figuras, no en un comisario. Si todo ha de quedar en una condena a Manzano por una actuación negligente constitutiva de delito, allí no va a encontrar mayor comprensión de la que pueda hallar en la Plaza de Castilla.
Cuando además el abogado amenaza a la juez con la misma suerte de Garzón, del que hay que recordar que todavía no ha sido condenado, da la impresión de que lo hace para defender a otros, no a Manzano, que ya no puede evitar que sus subordinados testifiquen acerca de las muchas muestras que aquel fatídico día recogieron y que luego, bajo la custodia del comisario, desaparecieron. Lo que a su vez implica que, en la Plaza de Castilla o en la Audiencia Nacional, Manzano tendrá que explicar qué fue de aquel cúmulo de vestigios que desaparecieron sin que hasta hoy nadie haya dado ninguna explicación.
No estaría de más que Manzano recordara la suerte final que, con ocasión de la investigación de los crímenes del GAL, corrieron tantos que estuvieron defendidos por magníficos abogados pagados por otros. Y que lo natural es que el abogado defienda los intereses de quiénes le pagan. Incluso en el caso de que Manzano pagara los honorarios, debería preguntarse si no hay otros redondeando la minuta. Por lo tanto, un consejo: asegúrese de que su abogado es en efecto el suyo. Y, si no está seguro, cambie rápidamente de letrado antes de que sea demasiado tarde.
Emilio