Cuando se estrenó la película todos nos reíamos de las ocurrencias de Fernando Vizcaíno-Casas que era tachado de ultraderechista sólo por predecir el futuro. Futuro que se ha hecho realidad tal como podemos comprobar con esta desgracia que sufre España por culpa de las comunidades autónomas.
Hemos llegado a la gilipollez elevada al cuadrado puesto que en parte de España se sanciona por rotular un comercio en español. Esto nos demuestra que sólo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana.
El aberrante disparate del Estado de las Autonomías es un verdadero sacrilegio y locura, inicialmente protagonizada por Adolfo Suárez junto al Borbón; pero que hipócritamente han loado y siguen loando la casta política española, ya sean socialistas de derechas o socialistas de izquierdas, todos amantes de robar a los contribuyentes en sus sueños autonómicos.
¡Enhorabuena! Algunos han tardado 34 años en admitir públicamente que lo de las autonomías fue un disparate, sin olvidar que muchos ya lo hacían en privado.
Sólo unos pocos advertimos en 1976 de las consecuencias nefastas que iba a tener eso de incorporar el termino "nacionalidades" en la Constitución, así como todo el Título VIII,
La parodia se ha convertido años después en realidad, o mejor dicho, la realidad ha superado la ficción.
Año 2010. Congreso de los Diputados de lo que queda de España
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Pero cómo no lo van a loar y glorificar todos si gracias a este desgraciado sistema se alimentan miles de posliticastros, asesores y demás paniaguados?
ResponderEliminarSr. Aspirante: Son acertadas sus palabras. A algunos se les llena la boca de democracia desconociendo que lo que tiene que existir antes que democracia es Libertad y Justicia. Esta gente debería saber que desde el momento en el que si alguien se encuentra en el límite de un plano en el que si te desplazas dos centímetros todo se convierte en oro, es inevitable que la corrupción esté generalizada. Es un hecho que en un sistema democrático toda la clase política siempre está en ese límite del plano.
ResponderEliminarLa solución es reducir el Estado al mínimo y exigir la separación de poderes para que unos se controlen a otros. Así se acaba con la corrupción. Estas dos cosas son imprescindibles para la regeneración democrática que necesitamos. Cuando la ley decide qué se puede comprar y vender, lo primero que se compran y se venden son los legisladores y ya sabes que cuanto más corrupto es el Estado, más numerosas son las leyes.
La corrupción es un factor muy negativo para la democracia pero no debemos ignorar que existen ideologías que son muy proclives a la misma, puesto que sus sistemas de gobierno se caracterizan por la ausencia de poderes independientes que se vigilen entre ellos, así como por sus liderazgos omnipotentes y absolutos; por ejemplo el nacionalsocialismo o el comunismo. Todos repugnantemente socialistas.